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| Casa De Títeres
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| por Francisco J. Vázquez
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Anna es una niña un poco especial. Vive con sus padres y hermanos en una bonita granja, rodeada de naturaleza, e inmersa en un universo propio donde sólo su familia y su entorno le son davorables. No tiene amigos, ni conocidos... porque a quienes se acerca huyen o la apartan. Es una niña rara, o al menos eso dicen. Salvo por no tener a alguien con quien jugar su vida no es mala, podría decirse que incluso feliz.
Un buen día aparece una niña en su vida. Y con ella las cosas no son como con los demás a los que se ha acercado. Encuentra comprensión, compañera de juegos, y sobre todo, alguien a quien contarle qué ha hecho, cómo y con quién cada día. En ella ha encontrado ese espacio necesario que completa su equilibrio. Es, aparentemente y a sus ojos, ya una niña normal.
Pero las cosas a veces no salen como se esperan. En ese micromundo donde se mueve, y donde se siente ubicada y agusto, aparece una figura que cambiará su vida y la noción de su existencia. Una mujer, su tía, a la que siempre ha visto de pasada y con la que el trato no ha pasado de ser de apenas un paseo de manera ocasional, la obliga a vivir con ella en la ciudad, lejos de su ambiente, de su familia, de su única amiga. Ese viaje marcará su futuro y, lo que es peor, sellará su destino. Un destino nada envidiable para una cría que apenas ha comenzado a vivir, y donde pronto ha comenzado a sufrir.
CASA DE TÍTERES es la primera obra deIsabel del Río Sanz, una joven autora que ha elaborado un relato apasionante en el que mezcla el terror con la fantasía, y al que le añade pinceladas de erotismo, misterio, causística paranormal y realismo contextual al mismo tiempo.
Sorprende, quizá por lo breve de la historia, cómo ha conseguido canalizar aquellos elementos con los que ha jugado para hacer de esta historia una cruda trama donde la venganza, el odio, la impotencia, la necesidad de independencia, la falta de libertad o la necesidad de conocer nuestra pasado (indispensable para desarrollar nuestro futuro) son parte importante del conjunto de la vida. Pero no sólo de la de Anna, la protagonista, sino de la de nosotros mismos.
La mentira juega un papel fundamental en el relato, y la verdad es la justificación de una historia que, de haberse hecho más extensa, habría rivalizado con títulos ya consagrados dentro del género de terror. Y es que una buena historia no entiende de tamaños. Aquí tenemos el ejemplo.
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