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portada Black black black
Ficha del Libro:

Título: Black, black, black    comprar
Autor: Marta Sanz
Editorial: Anagrama
I.S.B.N.-10: 8433972073
I.S.B.N.-13: 9788433972071
Nº P´gs: 332


Black, black, black
por Lale González-Cotta

Si en su anterior trabajo, Animales domésticos, Marta Sanz se apoyaba en el microcosmos familiar para aislar las contradicciones de la sociedad contemporánea, en su nueva novela ensancha la metáfora a las comunidades de vecinos, avispero de oscuras tensiones generacionales, de clase, raciales, sexuales, etc. El detective Arturo Zarco, cuarentón homosexual fuertemente ligado aún a su ex mujer Paula, es contratado por los padres de la geriatra Cristina Esquivel, asesinada en su piso de Madrid, con la esperanza de lograr inculpar a Yalal, marido marroquí de la difunta y a quien consideran razonable sospechoso por cuestiones de nacionalidad.

Hasta aquí las similitudes del libro de Sanz con la novelas negras que en estos tiempos estamos habituados a ver encaramadas en el altar del best-selling. La poeta y narradora parece querer restituirle al género el papel denunciador que le ha ido sustrayendo un progresivo proceso de banalización en el que tan sólo se aspira al pasatiempo, a enganchar a un lector pasivo que no se plantee dudas. Black, black, black es la prueba de que el compromiso social sugerido por Sanz no está reñido con el entretenimiento. Así, la estructura de la novela, dividida en tres partes, zarandea al lector para que no crea éste que todo se le va a dar hecho. La primera y la tercera parte del libro son policíacas, pero la segunda –el minucioso diario de la enfermedad de Luz, vecina de la geriatra asesinada- perturba al lector, le irrita incluso, porque le hace salir del cómodo cauce en el que creía estar metido. La inserción de la segunda parte desbarata sus expectativas, le hace interactuar, plantearse ante qué clase de libro se encuentra y, en consecuencia, qué se espera de él como lector. Esta ambigüedad es la gran baza de la novela porque es precisamente en esta sección intermedia, aparentemente descarrilada, donde se esconden las claves de la turbia trama que se desarrolla en la comunidad de vecinos.

La ambigüedad es la médula que sustenta el libro, no sólo en términos argumentales, sino también en lo que concierne a todos los personajes y a sus actitudes: el detective Zarco es ambigüo en su relación con su ex mujer y con Olmo, el hijo de Luz; Olmo es ambigüo en su relación con Zarco y con su madre; Paula es decididamente ambigüa en su relación con Zarco y con la novela en sí (es ella, no Zarco, la que resuelve el caso); Luz es ambigüa en su relación con su hijo y con la comunidad; la escritora Claudia Gaos es la ambigüedad en quintaesencia.

Recomendable novela que acierta en su doble desafío de entretener y cuestionar, emulsionando para ello a su antojo el legado de los tótems del género: Chandler, Hammett, Simenon, Highsmith, Christie, Conan Doyle.


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