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El Santo Grial De Valencia
por Francisco Contreras Gil

Durante la década de los años cincuenta se realizó un análisis científico del Santo Grial que se custodia en la Catedral de Valencia. Un estudio riguroso y detallado, comparable a los realizados en la Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario de Oviedo, que certifcó la realidad arqueológica de la reliquia, y que ha sido protagonista a principios del mes de Noviembre (2008) del I Congreso internacional Santo Grial de valencia.

Antonio Beltrán, a quien nuestro compañero Francisco Contreras Gil pudo entrevistar meses antes de que falleciera, llevaba más de cincuenta años decicado a la arqueología. Su extenso curriculum -catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza, fundador del Museo de Arqueología de Cartagena y asesor de UNESCO- logró que fuese considerado una eminencia en nuestro país dentro del campo de los estudios históricos y arqueológicos. Destaca el hecho de haber sido el único experto que ha podido realizar una investigación científica sobre una de las reliquias más buscadas y preciadas del cristianismo: el Santo Grial. Transcurrido más de medio siglo desde que realizara su estudio arqueo-religioso, viajamos hasta la capital del Ebro para rescatar del baúl de los recuerdos aquel informe que presuntamente demuestra la autenticidad de la reliquia valenciana.
portada El Santo Grial de Valencia
EL SANTO GRIAL DE LA CATEDRAL DE VALENCIA
¿Cómo surgió la idea de analizar y estudiar el Santo Grial valenciano?

El presidente de la Real Hermandad del Santo Cáliz, el barón de Carcer, don Luís B. Lluch Garían, presidente de la Archicofradía y don Vicente Moreno, en nombre de los canónigos del Cabildo de la Catedral de Valencia, me propusieron dar una conferencia inaugural en un curso sobre el Santo Grial. Les respondí que no porque de lo que no sé nada no hablo. Del cáliz sabía muy poco, así que me negué, pidiendo como condición que me dejaran estudiarlo. Pensé que poniendo esta condición no me dejarían examinarlo, ya que según la tradición es un objeto de cultolatría y para realizar este tipo de estudio debería desmontarlo, examinarlo y fotografiarlo. Había que realizar un análisis como si se tratara de una pieza hallada en una excavación arqueológica. Pero para mi sorpresa el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea, aceptó todas las condiciones.

¿Le sorprendió esta decisión?

En principio tuve miedo a las opiniones que surgieran por realizar el trabajo. En aquella época, si me negaba sería acusado de "rojo". Y si aceptaba me tildarían de "clerical". Decidiese lo que decidiese, al final, sería criticado, así que opté por hacerlo. Y lo hice por dos razones. La primera, porque como arqueólogo quería saber el verdadero origen de la pieza; y, la segunda, porque Marcelino Olaechea se comprometió a difundir los resultados públicamente aunque los estudios determinasen que se tratara de un fraude.

¿Cómo se inció la investigación?

Se dictaminó una comisión. Todas las operaciones, de las que se hicieron actas notariales, fueron presenciadas por don Vicente Moreno Boria, canónigo celador del culto del Santo Cáliz y prefecto de Sagradas Rúbricas de la catedral. Los trabajos de desmontado de piedras y elementos fueron realizados por el orfebre Francisco Pajarón Suay, y tuvieron como testigo a don Guillermo Hijarubia Lodares, vicario general del Arzobispado. Las fotografías fueorn realizadas por don J. Cabrelles Siguenza. Todo ello auspiciado por el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea.

¿Cómo se llevaron a cabo los trabajos?

Se realizó en diferentes fases: la primera fue la observación directa y táctil, en la que hallamos una inscripción árabe en el pie, la segunda consistió en fotografiar -durante más de cuatro horas- toda la reliquia. Y la tercera, se fundamentó en desmontar las piezas y gemas. Tras esta primera parte determinamos la estructura del cáliz. La pieza está formada por tres partes distintas entre sí y correspondientes a diferentes épocas; copa superior, el pie, formado por un vaso ovalado e invertido, y el nudo, de oro, que sirve de elemento de unión entre la copa y el pie con añadidura de las asas y de una guarnición áurea que soporta el engaste de piedras ricas y de perlas.

¿Qué hicieron después?

Una vez que desmontamos y fotografíamos el Santo Grial comenzamos a cotejarlos. Para ello viaje a Londres, Florencia y Alejandría y conté con las opiniones de expertos en cada materia.

Como, ¿por ejemplo?

Profesores como don Manuel Gómez Moreno, de Madrid; don José María Lacarra, don Francisco Yndurain, don Ángel Canellas, de Zaragoza, don Pedro de Palol, de Valladolid, don Luis Pericot, de Barcelona, don Antonio Ubieto, de Valencia, los señores Íñiguez Vázquez de Parga y Martínez Ferrando, de Madrid y Barcelona, respectivamente, pasando por arabista de la talla de don Jorge Navascues y especialistas en vasos murrinos como el doctor Hardem del Museo de Londres.

¿A qué conclusiones llegaron?

Estás no dejaron lugar a dudas: la parte superior del cáliz, la copa, está labrada en calcedonia -mineralógicamente un conglomerado de cristales submicroscópicos de cuarzo-, en una variedad llamada cornalina, de color rojo cereza, que también es conocida como cornerina oriental. Se trata de un trabajo finísimo cuyo resultado produce que el material sea traslúcido. Mide 9,5 cms. de diámetro medio en la boca, 5,5 cms. de profundidad por el interior y 7 cms. de altura desde la base hasta el borde. Tras los dos viajes que realicé a Londres para entrevistarme y consultar con el docotor Hardem, para mí el mayor especialistas en vasos antiguos y más concretamente en los llamados vasos murrinos, determinamos que esta pieza procede de un taller de Antioquia o Alejandría. El resto de elementos son añadidos, quizás de origen carolingio con una orfebrería excepcional.

Hubo algo que les llamó poderosamente la atención, ¿que fué?

Sí, es cierto. Lo más espectacular lo encontramos en la parte inferior del cáliz. Hallamos una inscripción árabe en su lado izquierdo -casi paralela al eje menor- y con una longitud de 1,5 cms. Tiene caracteres cúficos y se transcriben como li-lzahirati o lilzáhira, cuya traducción sería "para el que reluce" y "para el que da brillo" respectivamente, y que avalaría el origen de esta parte en los talleres de musulmanes situados en Córdoba.

Afirma ser escéptico y pragmático en sus trabajos, pero las conclusiones del análisis avalan la autenticidad de la reliquia... ¿estamos ante el auténtico Santo Grial?

No puedo asegurar que éste sea el cáliz de la Última Cena. Lo que si puedo asegurar, como arqueólogo, es que no hay ningún argumento en contra que determine que este cáliz pudiera haber sido utilizado en la cena pascual. Si estuvo o no estuvo, no lo sé. Es evidente que desde San Juan de la Peña existe documentación sobre el cáliz. Y, lo que para mí resulta más significativo, es que en San Juan de la Peña donde, de entre todas las copas que tendrían, sólo a ésta se la adorna con unos trabajos de una exquisitez y finura fuera de lo normal. Le dieron una relevancia ornamental fuera de lo común. ¿Por qué? ¿Por qué a este cáliz sí y no a otro? La arqueología no tiene nada que oponer a la autenticidad del Santo Cáliz, antes bien, es capaz de probar con seguridad que, dada la fecha y origen de la copa, ésta pudo estar, perfectamente, en la mesa de la cena pascual.


"No puedo asegurar que éste sea el cáliz de la Última Cena. Lo que si puedo asegurar, como arqueólogo, es que no hay ningún argumento en contra que determine que este cáliz pudiera haber sido utilizado en la cena pascual."
portada El Santo Grial de Valencia
ANTONIO BELTRAN EN LA QUE FUE SU ULTIMA ENTREVISTA



CONCLUSIONES DE ANTONIO BELTRáN

Las conclusiones ha las que llegó el catedrático Antonio Beltrán son sorprendentes. La filiación arqueológica de la reliquia concluyó que el Santo Grial de Valencia es:

1) Copa superior procedente de un taller oriental, helenístico-romano, fechable entre los siglos IV a. C. y I d. C., y más concretamente, en los II - I a. C

2) Naveta del pie, con reborde de oro, originaria de taller cordobés o, tal vez, fatimita fechable entre los siglos X al XII.

3) Asas, nudo y orfebrería, obra singular de un orfebre gótico, de fines del siglo XIII o de la primera mitad del XIV, con presencia de ideas del mundo musulmán, un fuerte poso de las miniaturas mozárabes, concocedor de las técnicas orientales y mediterráneas y hasta de los modos de hacer mudéjares, pero imbudio, en lo esencial, por lo carolingio.

4) Tirantes del pie y reborde del mismo. Obra de muy inferior calidad, fechable en la segunda mitad del siglo XIV. Si no está puesta con posterioridad al nudo y a las asas, para asegurar mejor la unión de la copa y el pie, como parece seguro, y es contemporanea del resto de la orfebrería, es de otra mano.

5) Piedras y perlas. Son de trabajo de los siglos XII al XV.


(c) Fotografías: Francisco Contreras Gil.

Reportaje aparecido en la Revista Más Allá de la Ciencia, nº 194. Reproducido con el permiso de la publicación.
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