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Vicente Merlo
 por Francisco J. Vázquez

portada Merlo
¿Cómo surge la necesidad de elaborar este interesante ensayo sobre el fenómeno de la nueva era?
En realidad podría decirse que es un trabajo de unos 25 años, pues en él recojo mis principales influencias, desde el descubrimiento de la teosofía o el encuentro con los primeros gurus, hasta las más recientes aportaciones en torno al fenómeno de las canalizaciones o el horizonte del fin de un gran ciclo planetario en el 2012, tal como indica el calendario maya, pasando por la obra de Alice Bailey o las enseñanzas de Sri Aurobindo. Finalmente, el hecho de impartir en un Master sobre Historia de las Religiones el tema de los "NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS" me permitió emprender la redacción final.

Por otra parte, era consciente de que en nuestro país faltaba un estudio suficientemente amplio y documentado sobre el fenómeno Nueva Era, que uniese el rigor académico con la búsqueda personal y el conocimiento directo y se acercase a él libre de prejuicios cientificistas o religionistas, que son las dos principales barreras que ha de cruzar quien quiera aproximarse a este tema.


¿Qué entiende vicente merlo por nueva era? ¿cómo definirla?
No es fácil definir la Nueva Era. Es un problema que se han encontrado no sólo quienes se sitúan en sus filas, sino también los principales estudiosos del fenómeno a nivel internacional (Hanegraff, Heelas, Melton, Introvigne, etc.). Prefiero no ofrecer una definición demasiado estrecha y limitadora que dejaría fuera de sí buena parte del fenómeno. Por ello, diría que la Nueva Era es un movimiento cultural que anuncia el fin de una época y el comienzo de otra. Para unos es el fin de la Era de Piscis y el comienzo de la Era de Acuario. Para otros es la llegada de una nueva conciencia supramental. En algunos casos, el ciclo es de 26.000 años y prepara una mutación no sólo de la conciencia, sino probablemente también biológica. Más recientemente, la idea de un proceso de Ascensión, personal, grupal, planetario y/o solar se está imponiendo entre las revelaciones y las enseñanzas que cantan la llegada de la Nueva Era.


Todas las cosas tienen un principio. ¿cuál fue el origen de esta nueva filosofía de vida?
Yo distinguiría tres períodos para entender la Nueva Era. Un primer período de gestación, en el que tienen lugar algunas importantes revelaciones esotéricas (Blavatsky, R. Steiner, A. Bailey, etc.) que abarcaría desde el último cuarto del siglo XIX (en 1875 justamente se funda la Sociedad Teosófica) hasta mediados del siglo XX (en 1950 mueren A. Bailey, Sri Aurobindo, Ramana Maharshi, etc.). Un segundo período de aceleración y divulgación del espíritu de la Nueva Era, desde mediados de siglo hasta finales de los años 1960s y la explosión y difusión cultural planetaria hasta finales de los años 1980s. Finalmente, soy partidario de abrir un tercer período, el más reciente, en el que nos encontramos, cuya fecha inicial podría venir indicada simbólicamente por la Convergencia Armónica de 1987 y que llegaría hasta la fecha, mítica ya en las últimas presentaciones, del 2012.


¿Cree que la sociedad tiene claro a grandes rasgos en qué consiste esta especie de movimiento global?
Desde luego que no. Ni los estratos sociales que siguen inmersos en una concepción religiosa tradicional (sea cual sea la religión a la que se pertenezca) ni las minorías absortas en el triunfo de la tecno-ciencia y partidarias de una cosmovisión materialista, tienen claro, yo diría que ni siquiera sospechan, la naturaleza y el alcance de la Transición en la que nos hallamos -según la perspectiva de la Nueva Era-. O bien la ignoran o bien menosprecian su fuerza y su significado, por falta de herramientas conceptuales para interpretarlo debidamente.


Hay muchos que consideran que no es más que una nueva religión. ¿qué hay de cierto en eso?
En mi opinión es necesario distinguir entre las religiones históricas, institucionalizadas, que han monopolizado el campo de la religiosidad, y la "espiritualidad" en tanto que dimensión constitutiva del ser humano y, en principio, independiente hoy de cualquier tradición religiosa establecida. No quiero decir que no se pueda pertenecer plenamente a una religión y participar del "espíritu Nueva Era", sino que es igualmente posible defender una pertenencia múltiple o una espiritualidad secular o trans-religiosa.

Por otra parte, si algo está claro es que la Nueva Era no tiene una institución central ni unos dogmas imprescindibles. Se trata más bien de una Red fluida y dinámica en la que la experiencia, el intercambio, el descubrimiento, la apertura y la realización espiritual son más importantes que los dogmas y las instituciones (aunque surja la tendencia a desembocar en ellos y se pueda ser "new ager" de manera dogmática e intentar crear instituciones).

Así pues, yo diría que la Nueva Era no es una nueva religión, sino un amplio movimiento espiritual que enfatiza tanto el aspecto místico como la comprensión esotérica, sin olvidar las herramientas para la necesaria transformación y maduración psicológica.


También hay quien habla abiertamente de que es el germen de una especie de secta a escala planetaria. ¿su opinión?
En mi opinión, la Nueva Era es abiertamente opuesta también al régimen típico de las "sectas" (término que prefiero evitar, pues ha sido fácil e injustamente demonizado, extrapolando algunos casos reales y graves de "sectas destructivas" a muchos grupos, escuelas o comunidades de sinceros buscadores que son estigmatizados por pura incomprensión y estrechez de miras). Que algunos aspectos de la Nueva Era y del esoterismo ligado a ciertas manifestaciones de la misma se pueden manipular o desviar es una cosa, que la Nueva Era en su conjunto sea entendida como una secta en sentido negativo, me parece un grave error, generalmente fruto de la ignorancia o de intereses determinados.


"En todo fenómeno existe un lado oscuro. Es una ley de la naturaleza. Existe el día y la noche, el invierno y el verano, el yin y el yang, el rostro luminoso (la persona en términos junguianos) y la sombra oculta en cada uno de nosotros"



Desde hace años nos llegan las bondades de esta filosofía de vida. pero dígame, ¿existe también un lado oscuro dentro de ella que no conocemos?
En todo fenómeno existe un lado oscuro. Es una ley de la naturaleza. Existe el día y la noche, el invierno y el verano, el yin y el yang, el rostro luminoso (la "persona" en términos junguianos) y la "sombra oculta" en cada uno de nosotros. Existe en la política, existe en las religiones tradicionales. La existencia es una dinámica entre la luz y la oscuridad y uno de nuestros grandes retos hoy es abrazar la oscuridad, integrar nuestra sombra, individual y colectiva, y para ello hay que iluminarla. Ahora bien, en términos generales, la Nueva Era suele identificarse con una constante fe e invocación de la Luz, con la tarea de quienes se consideran Trabajadores de la Luz.


¿Qué debemos creer y qué no de todo lo que nos llegue sobre sus bondades y maldades?
Nuestro tiempo convulso nos exige una máxima alerta en nuestras vidas, en todos los niveles, psicológico, político, religioso, cultural, para saber discernir entre lo que nos conviene y lo que no, entre lo que estimula nuestras tendencias inferiores, egoístas, destructivas y lo que refuerza nuestras tendencias a la justicia, la solidaridad, la bondad y la belleza. Es preciso despertar la intuición anímica capaz de discriminar entre lo positivo y lo negativo, por relativo que sea esto en un momento determinado. No cabe duda que en el seno de la llamada Nueva Era pueden anidar falsos profetas, falsos gurus, técnicas dudosas, gente de mala fe y manipulaciones varias. Cada uno se sentirá atraído por aquello que sintoniza con su naturaleza profunda, por una ley de afinidad vibratoria, y toda experiencia termina siendo un crisol en el que podemos madurar. Puede recordarse incluso que "el diablo (léase como símbolo) es el mejor Iniciador", aunque no por ello vamos a lanzarnos a sus brazos.


Usted habla en su libro sobre la relación e influencia entre el misticismo y el esoterismo con la nueva era. ¿cuál es esa influencia? ¿en qué consiste dicha relación?
Ciertamente, me gusta decir que la Nueva Era constituye una espiritualidad mística y esotérica. Mística porque apela a la experiencia personal, a la experiencia interior, al descubrimiento de estados superiores de conciencia (y de ser), a dimensiones tradicionalmente consideradas parte de la mística, al despertar de la chispa de lo Divino en nosotros. Esotérica porque comparte una visión del mundo que durante mucho tiempo ha permanecido reservada para una minoría de iniciados y sabios, y que se ha diferenciado generalmente tanto de las ortodoxias religiosas como de las doctrinas científicas y filosóficas culturalmente hegemónicas y porque el "investigador esotérico" goza de facultades de conocimiento todavía latentes en la mayoría de la humanidad y desde las cuales el cosmos (multidimensional) presenta otra imagen. En el libro trato de mostrar que puede entenderse la Nueva Era como la síntesis de una dimensión psicoterapéutica (psicología humanista, Gestalt, transpersonal, psicosíntesis, terapia de vidas anteriores, nuevas terapias holísticas, etc.), una dimensión oriental (yoga, vedânta, buddhismo zen o tibetano, taoísmo, la figura del Maestro espiritual, las ideas de karma y reencarnación, etc.) y una dimensión esotérica que constituye su corazón más intimo y su sentido más profundo. Es esta dimensión más desconocida, justamente, la que más desarrollo en esta obra.


¿Cuál cree que será su futuro? ¿hacia dónde derivará?
Confío en que asistiremos (lo estamos haciendo ya) a una constante lluvia de revelaciones, de transformaciones, de iluminaciones, tanto en un nivel personal como en un nivel social, cultural y político. La Nueva Era es consciente de la crisis global, largamente anunciada, pero es positiva respecto a su resolución. Ciertamente puede emplearse la metáfora de un nuevo nacimiento. El ser humano, el planeta Tierra (nuestra Madre Gaia), no sólo como organismo biológico, sino como Ser espiritual (Logos planetario) está naciendo a un nuevo mundo, a una nueva dimensión, a una nueva realidad, como célula, como miembro de ese Cuerpo mayor (y esa Conciencia más amplia) que es nuestro Sistema Solar, a su vez parte, centro de luz o chakra de nuestra Galaxia Vía Láctea.

En las visiones más enaltecidas y abarcantes de la Nueva Era, el salto cuántico en el que estaríamos inmersos sería de un alcance tan amplio que afectaría desde lo más Grande (la Galaxia y aún más allá) hasta lo más pequeño (la célula y aún más acá). No en vano, la remodificación del código genético y el proceso de Ascensión (personal, planetario y/o solar) son dos de las constantes en la más reciente Nueva Era.

Quizás, ahora y siempre, "como arriba, así es abajo; como abajo, así es arriba".






Entrevista reproducida con el permiso de MAS ALLÁ DE LA CIENCIA (MC EDICIONES).

- MAS ALLÁ, Nº 220 / Junio 2007, páginas 104/ 105.
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