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Bruno Cardeñosa
 por Francisco J. Vázquez

Eres considerado como uno de los conspiranólogos más importantes del país. esta fama te llega a través de numerosos trabajos en los que supuestamente desenmascaras complicadas tramas gubernamentales. ¿crees que es merecida?
Ni sé si es merecida ni sé si es buena. Todo depende de la intención de quien formule esa aseveración. Tal y como lo haces tú, para mi es un elogio. Además, más o menos, los libros y trabajos que hago tienen un número respetable de lectores y lo que ellos me transmiten es justamente lo que pretendo: que pensemos por nosotros mismos. Sin embargo, es cierto que a menudo se utiliza el término conspiración de una forma más o menos peyorativa y por eso procuro huir a veces de la expresión, porque a veces se usa para rebajar la categoría del contenido de esos asuntos. Por eso me gusta la forma que utilizas: conspiranólogía.
Hay muchísima gente que ve en tu trabajo sólo palabrería y poca base¥ ¿qué opinión te merecen estos personajes que se dedican a menospreciar tus investigaciones?
Me merecen mucha estima, de verdad, porque entiendo que siempre me pueden aportar algo y puedo aprender nuevas cosas de ellos, aunque esto que digo no es extensible a los no pocos que pasan de la crítica y la opinión al insulto personal. Estos últimos me merecen tristeza y pena, los rebato porque se retratan y encima me dan combustible para seguir, aunque me da la sensación de que han renunciado a enriquecer su mente, de que prefieren el odio a pensar dos veces lo que dicen, e incluso a pensar dos veces sobre lo que nos rodea… Pero te puedo asegurar que no me comprometo con ningún tema si no tengo la plena seguridad de estar en lo cierto. Y para ello procuro dejar aparcadas las creencias y fundamentarme sólo en la información, en la documentación, en lo que haya podido averiguar… El problema es que cuando presento un trabajo, a menudo su contenido choca con las opiniones predominantes y la creencia social –no hablo de creencia en el sentido religioso– que existe sobre determinados asuntos. Y admitir que estamos equivocados en lo que pensamos, que lo que nos transmiten no siempre es cierto, que las sociedades están engañadas por mensajes que se repiten para asentarlos en el colectivo… Aceptar eso es muy difícil, significaría aceptar que somos vulnerables, que nos creemos todo lo que nos dicen, y por eso algunos prefieren atacar lo que expongo. Recientemente, en un foro de Internet que polemizaba sobre mi trabajo leía algo que me enorgullecía: “Le apoyo, y a todo aquel que nos hace pensar y que mira la realidad con las múltiples caras que tienen y que no se acomodan al discurso imperante. Es una posición menos cómoda, menos rentable, menos popular, pero más liberadora”.
Cuando desarrollas una teoría partes de un origen que no deja de ser normalmente una noticia en prensa con mayor o menor repercusión previa. ¿cuál es el proceso que sigues desde esa primigenia noticia hasta desembocar en el resultado final?
Depende de cada caso y de cada tema. Habitualmente, son asuntos de enorme importancia y trascendencia, pero el hilo del que suelo tirar para buscar algo más si lo hay, suele ser secundario, no está en los titulares, que son los que generan las creencias y las corrientes de opinión. Están en la letra pequeña, o en noticias secundarias a propósito de otra mayor. Cuando empecé con el tema del 11–S, a investigarlo, fue como seis meses después de los atentados a raíz de leer unas informaciones breves respecto a una teoría que había surgido en Francia. Al parecer, algunos investigadores proponían que el atentado del Pentágono no había ocurrido como se había dicho. Los periodistas que publicaron aquello se quedaron ahí, pero quise ir a más. Saber qué decían, en qué se basaban, si se podían contrastar esas opiniones… Y entonces descubrí que había realmente algo con mucho fundamento y seguí trabajando. Pero el problema estaba en que nadie, y menos los periodistas, podían admitir que habían sido engañados y que además habían contribuido al engaño, aunque fuera sin querer. Luego, también me llegan muchas informaciones a nivel personal, en las que profundizo, o surgen teletipos sin más trascendencia pero que en realidad sí tratan asuntos de relevancia…
Imagino que la documentación que manejas y a la que tienes acceso es considerable. ¿esa documentación sobre la que sueles trabajar es pública? ¿o podemos afirmar que manejas documentos susceptibles de ser considerados sensibles fuera del alcance del público general?
Creo que cualquier periodista con un mínimo de tenacidad, de ganas, de vocación por su profesión, de deseo por saber, preguntar, husmear, curiosear, incomodar… Cualquier periodista con esos elementos, unos buenos zapatos para patear mucho, una grabadora, un cuaderno de notas… Cualquiera con los elementos propios del periodismo y sin miedo al qué dirán en la calle o a qué pensaran mis jefes, puede llegar a las mismas conclusiones y a los mismos documentos. Pero por lo que sea, en los medios de comunicación hay poca gente dispuesta a mojarse. No tengo hilo directo con los bajos fondos de la Casa Blanca o de la Moncloa. El problema es que el periodismo se está convirtiendo en un trabajo de ocho a tres, muy funcionarial en muchos sentidos. Y no sólo es problema de los periodistas, es del sistema en general. En las redacciones se destruyen vocaciones sentando a la gente en una mesa picando teletipos, pagándole cuatro duros, no dejándole desarrollar el trabajo como soñaron que querían hacerlo.... Hay que salir de ellas, de las redacciones, y no sólo me refiero a salir físicamente. Mi información son muchos contactos, con los buenos y con los malos, para lo que hace falta tiempo, son muchas horas, mucha entrevista, muchas visitas a archivos, mucha lectura, mucha documentación, muchos papeles, muchas consultas a especialistas… y sobre todo, mucha duda y usar mi cabeza.
Reconozco que al leer muchos de tus libros encuentro factibles los datos que aportas. he de reconocer también que tu libro sobre el 11¶s es uno de los que más me han hecho pensar. pero hay algo que no termino de entender. con lo que llegas a exponer, ¿no temes que te acarree algún tipo de consecuencias desagradables?
Miedo a que me ocurra algo siempre lo hay. E historias de periodistas que han tocado hilos sensibles y han caído no hay pocas, pero no es lo habitual aunque ese peligro no sólo viene desde arriba, sino que determinados asuntos tocan las líneas de flotación de personajes ultra que son peligrosos. Normalmente, la forma de buscar los problemas a quien toca temas sensibles es distinta. De por sí, está establecido en el mundo de la comunicación que abordar determinados asuntos es incómodo, y se ejerce la autocensura y se censura a los demás por miedo. A veces, ni siquiera el poderoso debe actuar porque ya está creado el mecanismo para que determinados asuntos no tengan trascendencia. A eso sí tengo miedo, a tener dificultades laborales, a formar parte de listas negras, a ser indeseable en algunos medios, a ser condenado por pensar distinto… Todo eso y silenciar es tan dañino o más que eliminar y mucho más rentable para quien quiere ocultar algo. Tengo que lidiar muchas veces con esos peligros, con presiones muy grandes, y entonces he de saber utilizar la mano izquierda… Es casi imposible que uno de mis libros esté en una enorme pila de ejemplares que hay al entrar en los centros comerciales. Y te puedo asegurar que, en algunos casos, vendo más ejemplares que esos que tienen todo el apoyo publicitario necesario. Eso ya me pasa y ya soy consciente y tengo que trabajar mucho en intentar conseguir ocupar un espacio intermedio entre esos libros y los que están ocultos en estanterías para que nadie vea.
Una pregunta directa. ¿has recibido presiones de cualquier índole relacionadas con tus teorías de conspiración?
No en el sentido de que deba callarme, mirar debajo del coche, controlar si alguien me vigila o atenerme a las consecuencias físicas. Sí he sentido miedo físico por culpa de detractores, porque su violencia verbal es a veces de un extremismo incalculable. Pero las advertencias que recibo son del estilo de “tus temas no venden, busca otros”, “esos asuntos de los que publicas no tienen público”, “podemos perder seguidores si mantienes esa línea”, “no creo que eso le guste a nuestros dueños”… De ese estilo, muy a menudo. Mucho. Del mismo modo que a veces, cuando escribo algo, o lo narro, o lo explico, una marabunta enorme de quejas, solicitudes de despido, condenas públicas. A veces, hasta parece organizado. Luego, de una forma más comedida y pasado el tiempo, también ocurre lo contrario.
Centrémonos ya en tu último libro. el dÍa de maÑana tiene una particularidad novedosa en tu trabajo, y es que en él no trabajas sólo sobre hechos consumados, sino que barajas hipótesis futuras. conociéndote, no creo que te hayas metido a adivino, así que intuyo que los temas que tratas como futuribles tienen una base que has machacado mucho, ¿me equivoco?
Por supuesto, aunque no muchos lo han entendido. Con desagrado he visto cómo muchas veces han etiquetado mis libros en la estantería de artes adivinatorias o por el estilo. También es una forma de matar y desprestigiar el trabajo. Es más un trabajo de prospectiva, de examinar hechos, tendencias, descubrimientos y situaciones actuales y en qué dirección pueden influir en nuestra sociedad en el futuro. Es un libro sobre el presente pero que mira al mañana. Un libro en el que me planteo qué estamos haciendo y cuáles pueden ser sus consecuencias. Si se acaba el petróleo como parece que va a ser, ¿qué pasará mañana?¿Qué energías suplirán al petróleo?¿Qué movimientos políticos e internacionales generará esa situación a medida que la escasez aumente? O si ahora se está investigando en una vacuna contra el SIDA, ¿cuándo pueden estar esos trabajos concluidos?¿De qué servirá su desarrollo?¿Se olvidan otros problemas de salud mayores pero menos rentables? Y si es así, ¿lo pagará caro la humanidad? Pero no he echado las cartas del tarot para saber más del día de mañana, sino que he extendido los documentos sobre la mesa.
Sobre los temas tratados en este libro, ¿qué te hace suponer que se cumplirán tus predicciones?
No las considero predicciones como tal. Por ejemplo, cuando hablo sobre el futuro energético cuento que en el futuro los conflictos por dominar el petróleo, que es el mayor negocio del mundo, se incrementarán porque habrá menos que controlar y menos pastel para repartir, y todos querrán su porción, pero si antes había muchas porciones ahora quedan pocas. No es una predicción, sino que está pasando ya. Y sabemos que en unas décadas, no habrá ni un sola porción, entonces habrá que buscar formas de energía distintas pero que hagan mantener el status quo actual, algo que sólo los más poderosos pueden hacer. Tampoco es una predicción sino que ya se están moviendo piezas en esa dirección de forma discreta, lo que he contado en El Día De Mañana es que antes o después, esa discreción desparecerá. Pero en ese caso y en casi todos, me baso en tendencias actuales siempre teniendo en cuenta que el futuro no puede planearse al cien por cien sino que pueden existir mil elementos imprevisibles que lo modifiquen.
Abordemos algunos de los temas. uno de ellos, el de la criogenización, es de por sí muy controvertido. es extraño el interés casi obsesivo de tantas empresas que están abordando el tema, invirtiendo importantes sumas de dinero en una tecnología que a la postre suena más a ciencia ficción que a realidad conseguible. ¿crees que puede haber algo detrás poco limpio que no le ha llegado al gran público, y que permite actuar así a tantas empresas que se han subido a la ola de este regreso de los muertos?
Por un lado, se ha convertido en un negocio enorme que busca aprovecharse de lo más apreciado: la vida. Todos queremos y deseamos ser inmortales y estas empresas lo ofrecen, pero lo ofrecen no sobre la magia sino sobre planteamientos científicos que no son descabellados. Lo oculto que puede haber detrás es que si algún día puede criogenizarse estas empresas saben que lo más probable es que los muertos congelados nunca puedan ser resucitados. Eso sí lo ocultan. Sólo después de que exista la tecnología podrá saberse cómo desarrollar el proceso de criogenización, que en todo caso no alargaría la vida hasta la eternidad, sino hasta los límites biológicos no afectados por enfermedades, accidentes u otras circunstancias.
Otro tema que me llama muchísimo la atención es el de la mente: su poder, su utilización y, sobre todo, su manipulación. ¿qué elementos consideras más inverosímiles en las teorías que afirman que la mente como arma puede ser tanto o más destructiva que cualquier artefacto mecánico militar?
Creo que la mente puede ser un elemento de un poder extraordinario, pero no para destruir sino para construir. Para destruir, la tecnología militar siempre será muy efectiva. Pero creo que si se siguen y aplican muchos estudios que ya se están realizando sobre el poder de la mente, la utilizaremos para mucho más que ahora, para nuestra salud, para nuestro bienestar, para nuestra socialización de forma más efectiva… Ese arma, así empleado, sí será muy poderosa, servirá para sustituir a capacidades humanas perdidas de otra forma, para convertirla en un medicamento inocuo y de probada eficacia…
Elemento controvertido a la par que sorprendente es en el que afirmas que la potencia mundial del futuro será, por descontado, la republica popular china. ¿nos llevará ello a un conflicto a gran escala entre china y ee. uu., al darse cuenta éstos que deben ceder su puesto a la gran potencia asiática?
Ese conflicto está ya empezando. No sé si desembocará alguna vez en lo militar de forma directa o si se vivirán tensiones como la de la guerra fría. Pero aunque existan muchos polos de poder, el mayor lo tendrán estas dos naciones y la predominante en la actualidad actúa y actuará con objeto de seguir siendo la única. Todo dependerá de hasta qué punto se consiga. Del mismo modo que la lucha en Afganistán en tiempos pasados enfrentaba a Rusia y EE. UU. aunque de forma no directa, la actual en Irán enfrenta a EE. UU. e Irán, pero no de forma directa. Ese tipo de enfrentamientos no directos serán una constante con objeto de poseer el poder mundial. Pero si ambos poderes económicos no se pueden complementar en caso de igualdad económica, o si el poderosos ve una amenaza en el emergente, entonces sí puede estallar un conflicto de grandes dimensiones.
Te adentras también en temas médicos. tenemos en ciernes, según afirmas, algunas vacunas a enfermedades como el sida o enfermedades de similares características epidémicas. ¿hacia dónde avanza, en tu opinión, la medicina?
El problema que presento es que hemos dejado en manos de las grandes compañías farmacéuticas el avance de la medicina. Y ese es un problema muy grave, porque entonces se traducirá la salud en función de los recursos económicos. Se trata de una situación insostenible que ya se está produciendo aunque no seamos del todo conscientes. Lo que expongo está en función de que es posible que ese sistema de salud, que es un sistema de enfermedad, quiebre, y entonces sí se produciría una situación apta para el ideal que propongo, en donde la solución a las enfermedades no dependa del negocio y se potencie, por ejemplo, el uso de otras formas de medicina en detrimento de las químicas, porque a excepción de los antibióticos, no existe ninguna pastilla que cure nada.
Una última pregunta respecto al contenido de tu libro que me ha llamado sobremanera la atención. hablas de ³el día del contacto´ como algo que no fuese sólo una posibilidad remota aunque plausible, sino que parece ser que están ya preparados por si llegado el caso se produce la ³presentación en sociedad´ de entidades biológicas no terrestres. ¿están ya elaborados protocolos de actuación por si ocurre dicho contacto?
Están elaborados, pero en función de un contacto radioastronómico. Es decir, si se capta una señal inteligente se tiene previsto un plan de actuación, pero eso no sitúa a los extraterrestres aquí. Lo que sí me planteo es que si de forma hipotética existiera ese contacto abierto, ¿qué pasaría? Y no especulo, sino que me fundamento para exponer cuáles serían nuestras reacciones en sociólogos y encuestas de opinión.
Para terminar, una pregunta a la que sólo el autor puede contestar con más conocimiento de causa que nadie. ¿qué es lo mejor y lo peor de el dÍa de maÑana?
Lo mejor es que creo que aun siendo un libro que presenta crudas realidades sí otorga al ser humano la capacidad de reaccionar y me muestro convencido de que es posible actuar para bien. Lo peor es que tuve que acabar de escribirlo después de 500 páginas… ¡y quedaban tantas cosas por contar!
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