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| Traicionada
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| por Leara Martell
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Bienvenidos a una historia romántica, sencilla y cautivadora. Cuando empecé y acabé el libro en un solo día, sin ningún tipo de pretensiones por mi parte al respecto, me encontré con una joyita de escape, esa clase de libros que no te importaría releer un par de veces más cuando pasaran unos meses sólo por el mero placer de volver a encontrarte con sus personajes y su historia.
Sarah Mackenzie, una de las amadas hijas ilegítimas del highlander Lachlan Mackenzie, se entera que su padre no es el hombre que la salvó de criarse en un frío y austero orfanato de Edimburgo y posiblemente de morir de hambre, si no el hombre que acaban de enterrar esa misma mañana, Neville Smithson. Dolida, desorientada y sin saber muy bien qué hacer, decide que lo mejor será poner un poco de espacio entre ese no-padre que le ruega que le perdone y que se quede a su lado y la familia que tanto ama, y ella misma.
Una mañana parte desde sus amadas Highlands hasta Edimburgo, con la intención de encontrarse con su prometido, Henry Elliot, y poder explicarle todo lo que ha pasado. Para su sorpresa a su llegada, Sarah se encuentra con su prometido encarcelado en Londres por una deuda de juego de 15.000 libras y con una suegra que le reclama que cumpla su contrato de matrimonio y le entregue la dote de 20.000 libras estipulada para que ellos puedan lapidarla en pagar la deuda de Henry. Por supuesto y como no podía ser menos, ella SE NIEGA.
Michael Elliot es el hermano pequeño de Henry, el segundón, el olvidado, el hijo que ha tenido que labrarse un futuro en el ejército a base de misiones peligrosas para poder llegar a casa con la cabeza bien alta y el orgullo intocable ante una madre que jamás le ha dedicado una sola caricia ni una mirada de aprobación. Para poder dejar su antigua vida atrás y comenzar de cero como el hombre acaudalado que ha llegado a ser, Michael tendrá que arreglar el triángulo Henry-Sarah-Señora Elliot.
Con todos estos elementos, tenemos ante nosotros una novela romántica que, a primera vista, puede no parecer nada novedosa pero que encierra mucho más de lo que esa bonita portada pueda haceros imaginar.
Primer punto a favor de Lamb: su personaje femenino. Sarah, pese a la época en la que se sitúa la novela, es atrevida, independiente, hermosa y muy ingeniosa. Los hombres a su alrededor, e incluso su amenazante futura suegra, se empeñan en manejarla y doblegarla. Quieren que la chica que se crió entre hermanas traviesas y un padre que quiso hacer de todas ellas mujeres que pudieran valerse como cualquier hombre, se rinda ante una simple orden. Pobres ilusos.
Segundo minipunto para Lamb: Michael. Así de simple. Es la clase de hombre capaz de convertir a la más fría de las mujeres en mantequilla caliente entre sus dedos. Es guapo, hombros anchos, músculos de guerrero, masculinidad rebosante y palpitante y ha sufrido. Es un corazón herido por una madre que nunca le ha querido, un padre que nunca conoció y un hermano mayor que ha destrozado el apellido y la reputación de su familia. No tiene a nadie. No al menos hasta que se topa con su traviesa Sarah.
Se prepara, batea y… HomeRun: la historia, su prosa, sus personajes y la sencillez que un final como este te deja con una sonrisa satisfecha en los labios y un calorcillo cautivador en el estómago.
Una bonita historia de dos almas que se necesitan, se encuentran y se aman, adornada con una serie de variopintos personajes secundarios como sólo pueden serlo los niños huérfanos de las calles de Edimburgo.
LO MEJOR: La ausencia de adornos en la trama que nos alejaran de la principal. Sarah y Michael. Michael y Sarah. Era justo la novela que necesitaba en esos momentos.
LO PEOR: Que haya personajes demasiado geniales, como son las hermanas de Sarah que, precisamente por esa cualidad de centrarse en lo esencial, no han podido desarrollarse más.
Fuente: Be Literature
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