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portada No se lo Digas a Alfred
Ficha del Libro:

Título: No se lo Digas a Alfred    comprar
Autor: Nancy Mitford
Editorial: Libros del Asteroide
I.S.B.N.-10: 8492663030
I.S.B.N.-13: 9788492663033
Nº P´gs: 312


No se lo Digas a Alfred
por Juan Carlos Eizaguirre

La Editorial Libros del Asteroide está publicando desde hace unos mese unas muy buenas e interesantes novelas de escritores de reconocido prestigio internacional y que, en su día triunfaron en el mundo editorial. Se trata de un elenco de mujeres y hombres ya fallecidos en su mayoría, pero que perviven en sus obras.

Tal es el caso de Nancy Mitford, una mujer británica de la alta sociedad que pasados sus primeros años de juventud, comienza a detestar el estilo de vida que ella juzga excesivamente aristocrático y arcaico. Terminada la II Guerra Mundial, a los cuarenta y pocos años se traslada a vivir a Francia, donde permanecerá hasta su muerte en 1973, a los 69 años.

Quizá lo que más caracteriza a esta escritora, a parte de sus buenos oficios, es el sentido del humor. La finura o a veces desparpajo con que recrea sus novelas criticando la vida cortesana que ella ha vivido en Gran Bretaña y que tampoco ha dejado de hacerlos en Francia. Efectivamente, Nancy Mitford fue una mujer de mundo y brilló con luz propia (como se suele decir) en el París de la posguerra. Sin embargo sus sentimientos más íntimos eran de rechazo y de distanciamiento siempre que podía. De hecho llegó a ser conocida esta actitud suya por parte de sus novelas, en las que, con acertadas dosis de ironía describe la buena vida de las clases altas de París y Londres.

No se lo digas a Alfred es un buen ejemplo de lo antedicho. Alfred y Fanny forman un matrimonio peculiar; son ambos profesores de Oxford, donde viven casi “enterrados”: el marido porque es un sesudo especialista en ciencias sagradas y la esposa porque vive obsesionadamente preocupada por la educación de sus cuatro hijos, que no es como para echar cohetes.

De la noche a la mañana, Alfred es nombrado embajador de  Inglaterra en Francia. Es aquí donde comienza en verdad la historia; una enloquecedora historia en la que intervienen personajes histriónicos, hijos “desmelenados” en busca del zen oriental, secretarias perseguidas por admiradores, parientes de Londres que tienen que venir a ayudad a la pobre Fanny… No sigo. Sólo afirmaría que es de carcajada.

Por otro lado, la historia discurre en dos escenarios: la vida familiar en la embajada, que es, podríamos decir, el núcleo de la novela y donde se originan todos los sucesos y desaguisados domésticos o no; y, por otra parte, la vida oficial de Alfred como embajador que, prácticamente, no se entera de nada de los líos; y no porque sea un bobo o un torpe padre de familia, sino porque Fanny se encarga de ocultárselo todo, para que pueda desempeñar su trabajo con sosiego y brillantez. Ahora se comprende el título de esta simpática novela escrita en 1960.

El tono humorístico y la crítica desternillante recuerdan al escritor, también Inglés, P. G. Wodehouse, aunque los escenarios de éste sean los de la aristocracia rural, y los de Mitford se centren en lugares más cosmopolitas y urbanos.
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