|
| Los Muertos
|
| por Juan Carlos Eizaguirre
|
|
Los Muertos, de Jorge Carrión, es un virtuosismo literario. Pero cuidado, ello no quiere decir necesariamente que estemos ante una novela resuelta con solvencia y de gran categoría literaria. A mi juicio, el autor es principalmente un investigador literario, si se puede hablar así, un erudito de las letras; joven aún, pero de una gran potencia creadora e innovadora. ¿Podría decirse que la novela que nos ocupa es una novela experimental? Yo diría que, en parte sí. Carrión utiliza el lenguaje cinematográfico – incluso hasta las puestas en escena de los guiones-, críptico, apocopado, presentándonos un mundo extraño, onírico o esperpéntico, basándose en series reales de la TV. Se podría hablar incluso de una meta novela.
Pero hay que advertir que la trama, totalmente polisémica, confunde mucho. De hecho el lector no llegará a saber en ocasiones si se encuentra ante un hecho narrado en la “realidad” de la novela, o dentro de una producción televisiva de éxito. La novela esta dividida en dos partes o formas de expresión: la primera y más inverosímil es la que soporta el peso de la acción (una acción un tanto curiosa). Y la segunda, más breve pero más importante, la forman dos artículos académicos que analizan los grandes efectos sociales que esta serie imaginaria está teniendo entre sus millones de seguidores, aclaran los entresijos de su producción, ofrecen una cuidadosa hermenéutica sobre el laberinto argumental y referencial, y finalmente desvelan su sentido global como metáfora del exterminio.
Si además de su intrincada temática oscuramente expuesta y no por ello neciamente escrito. Y si además es una novela coral. Y si además el autor posee un buen curriculum, aunque todavía sea joven. Y si además esta editada por Random House Mondadori… Qué quiere que les diga. Alabar no puedo alabarla, porque no me ha gustado nada.
|
|
