|
| Los Misterios
|
| por Antonio Ruiz Vega
|
|
Jaime Alvar es también autor de Los Enigmas De Tartesos , de De Argantonio A Los Romanos: La Iberia Protohistórica y de un, por lo visto exhaustivo, Diccionario De Mitología Universal.
Aquí aborda, en un completísimo estudio plagado de datos nuevos e interesantes, la irrupción de las religiones mistéricas orientales en los últimos siglos del Imperio Romano.
Por pura convención no incluye entre estas religiones al cristianismo, pese a que lo considera una religión claramente oriental y con aspectos mistéricos, muchos de ellos sospechosamente parecidos a los de estas religiones aquí estudiadas (Atis, Mitra, Cibeles, los ritos frigios, etc.). Ya la patrística se interrogó sobre tal número de concomitancias. Para concluir que eran asechanzas del Maligno, para llamar a la confusión...
Explica Alvar que las comillas del título son una llamada de atención para que el lector tenga en cuenta el carácter peculiar de estos ritos mistéricos. Sin duda orientales por su origen, son completamente transformados y romanizados antes de instituirse como propios del mundo romano, indoeuropeo pese a su decadencia.
Todavía más curioso es que estas religiones (estamos pensando sobre todo en el mitraísmo) se institucionalizan, no viniendo a sustituir al viejo panteón grecorromano (Alvar, sin embargo, matiza, explica que la religión grecorromana, tomada así en bloque, significa muy poco, que fue evolucionando a través de los siglos y que en los últimos años tiene muy poco que ver con lo que era en origen), sino a constituirse en una rama esotérica, claramente orientada hacia las elites (muchas veces militares) del Imperio.
A diferencia del cristianismo de la primera hora, destructor y subversivo de las instituciones y de toda la cultura y la welstanschauung romana, estos ritos iniciáticos que aquí se estudian tuvieron un papel integrador, positivo, y –lo que es más– fueron una avanzadilla de combate (o si se quiere, un último reducto) contra el cristianismo emergente. Con su derrota ideológica, se desmorona el Imperio.
Este conjunto de mitos importados por la romanidad, la mayoría de Egipto y el Medio Oriente, plantean un sistema de creencias elitista, donde los ritos de iniciación tienen un papel fundamental y que terminan por construir vastas sociedades secretas que practican un método de elevación espiritual por el cultivo de ciertas prácticas y la difusión de ciertas doctrinas, amén de la práctica del apoyo mutuo entre sus miembros, lo que siempre termina por suceder Una masonería, una mafia divina.
Aunque el libro trata sobre todo el imperio, la difusión de algunos ritos, sobre todo el de Mitra, en la península ibérica fue considerable, como dan fe la existencia de mitreos.
El etnólogo leerá con interés la mecánica de los ritos iniciáticos, como origen de muchas de las prácticas rituales que se han conservado en el folklore popular. Recuérdese el libro del obispo de Braga De Correctione Rusticorum y, en fin, la conocida tesis del origen de algunos taurobolios como el soriano de La Barrosa, sobre lo que arroja luz el capítulo dedicado a los ritos frigios y especialmente el taurobolio del que hablara el poeta hispanorromano Prudencio, cuya reconstrucción aparece en la página 199.
Es evidente, y ha sido poco estudiado hasta la actualidad, que el sistema de grados que tenía el mitraísmo (una vez institucionalizado) ha sido el origen de los grados masónicos, andando el tiempo. El mosáico de Felicísimo, encontrado en Ostia (pág. 266), donde aparecen los 7 grados que el adepto debía culminar (Cuervo, Novio, Soldado, León, Persa, Corredor del Sol y Padre), es un testimonio arqueológico que permite recorrer esta escala de perfección.
El libro, verdaderamente sistemático, está completado con una batería de índices de gran utilidad. Incluye un glosario de autores clásicos, un glosario de términos, y tres índices dedicados a inscripciones, papiros y monumentos; de Figuras; y por último uno Onomástico.
Choca un tanto la cita final, atribuida a Clemente de Alejandría:
"¿No son de risa los misterios?". Pues parece que no...
La parte gráfica, sobreabundante, ayuda a comprender mejor este complicado mundo que ha logrado llegar a nuestros días atravesando siglos de dominio cristiano. Inapreciable para la reconstrucción de un paganismo europeo (pese al origen oriental de todos estos ritos).
|
|
