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Las Cuatro Fugas De Manuel
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por Antonio Ruiz Vega
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En el epílogo se cuenta la génesis de esta historia, la del estudiante cubano Manuel Desdín y sus cuatro fugas de la Unión Soviética (bueno, así se llamaba cuando comenzó a fugarse, pero mientras tanto desapareció como tal entidad), historia real y que el autor explica haber sido un mero transcriptor.
La trama tiene un interés relativo y carece de mensaje o sentido, pues las razones que llevan a Manuel a huir de la escuela de Jarkov donde experimentaba con la Física de las bajas temperaturas no parecen muy sólidas o hay algo que no nos cuenta. En efecto, tanto Manuel como la mayoría de sus amigos son comunistas más o menos ortodoxos (menos), verdaderas reliquias ideológicas en los años noventa, que es cuando se desarrolla la trama, y el propio Desdín es advertido de su regreso a Cuba no por razones de alta política sino por pequeños desplantes y salidas de tono frente al comisario político de turno. Algo que hubiera representado, a su vuelta a la isla, poco más de una confesión pública de sus desviaciones y, eso sí, su apartamiento de la élite científica que formaba parte.
Dos al menos de las fugas que lleva a cabo (la que termina en Suiza y la que termina en Suecia) fracasan por que se niega a pedir asilo político, es decir, a "hacer armas" contra la Cuba socialista. También en Varsovia desecha la oportunidad que le da el consulado norteamericano de viajar a Miami en calidad de "gusano".
Yo creo que "Las Cuatro Fugas De Manuel" es una novela picaresca porque lo que aquí se narra (un poco a la manera de Orwell en su "Sin Un Centavo Entre Londres Y París") es el submundo de los emigrantes, los transeúntes impecunes, los contrabandistas al detalle ("mulas"), el como –en suma– buscarse la vida para conseguir lo que uno quiere burlando a burócratas y aduaneros.
La primera fuga se produce cuando Manuel es advertido que en tres días debe abandonar Jarkov y partir para Cuba. Como unos experimentos que había realizado recientemente le daban ánimos a proseguir en su carrera, y estaba siendo reconocido por sus superiores ucranianos, Manuel decide no obedecer el "ukasse". Ayudado por Natalia, una buena amiga, reune lo necesario y parte por tren hacia Suiza, donde llega tras algunas peripecias. Allí se pone en manos de la Cruz Roja, quien le traslada a la policía de fronteras y esta, finalmente, (ante la ambigüedad de sus peticiones, que no incluían la de asilo político), devuelto a la URSS. Vuelve a Jarkov pero en el interín se ha puesto precio a su cabeza. Intentará escapar a través de Finlandia, pero será capturado en la frontera. Ayinrai una nueva amiga, le ayuda y le organiza una nueva huida que terminará en Suecia. Allí caerá en manos de una burócrata simpatizante de Castro quien no sólo le pasaporta de nuevo a Polonia (de donde procedía) sino que le afea agriamente su conducta contrarrevolucionaria.
En conclusión una novela divertida, con altibajos, pero que deja un sabor a ambigüedad. Debe ser la propia ambigüedad de Manuel y supongo que la del autor hacia la Cuba castrista. |
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