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La Tierra Ligera
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por Antonio Ruiz Vega
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Desde "La Calavera De Plata" no leía una novela tan amena, que se lea con tanta facilidad. El paralelismo no es ocioso, pues ambas están ambientadas en el pasado, aunque la de Julio Albi creo que en el siglo pasado y esta en 1916, durante la 1ª Gran Guerra.
Los personajes son deliciosos, así un joven negociante italiano, Alvaro Pignatelli o el comerciante español Balbino Suñé cuya pasión por el coleccionismo desata la acción. Balbino Suñé es un próspero empresario del café y Pignatelli tratará de atraerlo a la oficina para la que trabaja. Suñé, un día le propone que averigüe el origen de una caja de rape que ha visto en manos de una bella prostituta Siguiendo esta pista Pignatelli descubrirá nada menos que un enigma histórico, que el emperador Maximiliano de México no murió fusilado en Queretaro sino que, indultado por Juárez en base a su común militancia masónica, e imposibilitado para regresar a Austria, se refugiará en el vecino.
Ni Suñé ni Pignatelli son salvadoreños. El uno, ya lo hemos dicho, vino de Italia, tras un largo periplo (del que no falta España, donde pasó seis años, en Barcelona, y donde tiene un tío, Arturo Moliner, "crápula y borrachín"), Suñé es de origen español. Cuando Balbino Suñé llegó, con 17 años, a San Salvador se encontró que la ciudad acababa de ser asolada por un terremoto ("La Tierra Ligera"). No le importó, lo consideró adecuado: así ambos empezarían de cero.
Balbino, lector del "Blanco Y Negro", poseedor de alguna cultura, una vez hecha fortuna dará (sobre todo tras enviudar tempranamente) en coleccionar muebles y objetos de algún interés histórico, por supuesto que de origen europeo. También esporádicamente viajará a la capital para acostarse con las pupilas de doña Amparo, la regente del mejor burdel de la capital.
Son los años en los que el automóvil comienza a sustituir al caballo, pero Balbino se resiste. Digamos que el progreso no le atrae, que, en todo caso, él no ha venido a Centroamérica a buscarlo, sino todo lo contrario. "El progreso es patrimonio de los países fríos, normalmente protestantes y sin volcanes ¿A qué tanto hablar de modernidades?"
Aparece una tertulia donde sus miembros tratan de arreglar los problemas del país y hasta de Suramérica entera. Se habla del sueño de los Libertadores que siempre quisieron unos Estados Unidos de Suramérica o cualquier otra fórmula de confederación o federación, y no la atomización que acaeció. Francisco Casas, mexicano, por ejemplo, mantiene que al menos Centroamérica debería haberse unificado bajo la batuta de la potencia hegemónica: México. David Lagos se encocora y le recuerda que no fueron capaces ni de conservar California, Texas y Nuevo México... El ruido de fondo es, ya lo hemos dicho, el de la Primera Guerra Mundial, durante la cual agentes alemanes trataron de que México, con su apoyo, invadiera los USA...
Sobre el prostíbulo que regenta doña Amparo Villacorta se cierne una leyenda ominosa. Muchos años atrás era la mansión de doña Leonor de Villamediana, que la prestaba para labores de tercería o alcahuetería. Allí se calzaba el alcalde de San Salvador a la joven y bella esposa de un viejo hacendado. Cuando el provecto se enteró se presentó allí por las buenas, ensartó a tres criados como si fueran aceitunas con su espada, degolló a doña Leonor por celestina y, tras atrancar el dormitorio donde holgaban los amantes, dio fuego a la casa...
"Más de doscientos años habían pasado y, algunas noches, sobre todo cuando el aire de noviembre remecía los pétalos de las sultanas, los más inspirados oían ayes lastimosos y chisporroteos macabros, e incluso veían las figuras carbonizadas de los fantasmas de los dos amantes buscándose a tientas por el patio...". |
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