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portada La Noche Detenida
Ficha del Libro:

Título: La Noche Detenida    comprar
Autor: Javier Reverte
Editorial: Plaza & Janés
I.S.B.N.-10: 8401329132
I.S.B.N.-13: 9788401329135
Nº P´gs: 224


La Noche Detenida
por Antonio Ruiz Vega

  El problema de esta novela es que pese a los ingredientes, en principio sugestivos, el resultado carece de pasión, de fuerza. La trama es muy sencilla. Un escritor español, Chaves, que vive en París y que se ha retirado del mundo del periodismo para escribir novelas, convive con Paula en una relación extraña. Ella prácticamente le mantiene ya que sus ingresos no son muy regulares ni muy grandes y él es una especie de cuerpocasa, le hace la comida, etc. Por lo demás él tiene un matrimonio tras sí, del que no ha salido muy airosamente. No se siente del todo a gusto en su piel, ya pasados los 45, aunque alardea de buen amante, lo que resulta hasta un poco patético ("dime de lo que presumes..."). En esta tesitura le llega una oferta para reincorporarse al mundo del periodismo marchando a Sarajevo (estamos en 1992) a realizar una serie de reportajes. Decide ir, pero sin pasión alguna.

(De rondón, digamos que el uso del castellano por parte de Reverte es, por lo menos, opinable. El periodismo no se practica "a pleno empleo", aunque suene bien. Una "chaqueta (...) sin mangas" es un chaleco, sea "paramilitar" o no. Las lumis no son "barraganas", porque no viven en concubinato permanente en el domicilio de su amante, sino todo lo contrario. El diccionario es suficientemente generoso con el oficio más viejo del mundo para que sea necesario usa un término inexacto. Reverte es el único que ha hablado de "un color burlón" (¿).).

Por lo demás el mensaje de Chaves es previsible y rutinario. Execración de la guerra, apelación a vagos instintos humanitarios, etc. Poner en la picota a los nacionalismos, y no sólo a los balcánicos:

"Todos los nacionalismos quieren falsificar la Historia, Marina, en mi país sucede también Y la quema de libros es una vieja afición de algunos seres humanos".

Su relación con Alma, la serbia, que confiesa como el amor de su vida, la mujer que siempre ha estado buscando, una relación que le devuelve a la adolescencia, etc, terminará sin pena ni gloria y él regresará a París, haciendo de necesidad virtud, a los brazos hóspitos de Paula que, a la postre, se ha preocupado un poco por su osito corresponsal de guerra.

Chaves, el hombre (humano, demasiado humano), no se engaña demasiado, ni a sí mismo, véase una muestra:

"Alma parecía ahora una isla de serenidad y ternura caliente en aquel océano de dolor. O algo más sencillo: una mujer a quien deseaba ver y tocar".

Y más adelante:

"No sé, Alma. La Historia me marea...".

Y las típicas generalizaciones sobre las guerras, que huelen a supersabido:

"No hay victorias en las guerras, sino un puñado de derrotas a compartir, no hay héroes, sólo víctimas, incluidos aquellos que sobreviven y también los que escribe y hablan sobre ellas.

(...)

Hace tiempo que aprendí que en las guerras no hay valientes. Sólo gente que sufre y gente que muere. Y todos ellos pierden: unos la dignidad y otros la vida Y nosotros los periodistas perdemos la fe."

(Los que la tuvieran...). (A ver, porqué en la guerra no va a haber valientes o héroes, no lo entiendo. De hecho, equivocados o no, los hay). Y victorias y derrotas también, así se ha forjado, para bien o para mal, el mundo contemporáneo...
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