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| La Neurona Iconoclasta
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| por Antonio Ruiz Vega
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Como se explica en el mismo libro sus capítulos corresponden a artículos publicados en su día en las revistas Cambio 16 y Marie Claire. Hay que decir que, por lo menos algunos, hace bastante tiempo. Puesto que, pese a que han sido sometidos a cierta actualización y privados de referencias cronológicas, despiden el aroma inconfundible de otros tiempos. En algunos casos, me temo, habría que retrotraerse a los últimos años setenta.
Carmen Rico Godoy ha cultivado la prosa humorística primero en este tipo de sueltos, que comenzara hace muchísimos años en Cambio 16, y luego en libros que han llegado al gran público como el archicitado "Cómo Ser Mujer Y No Morir En El Intento" (1990) y sus secuelas, todos ellos llevados al cine con pingües beneficios.
Hoy día hay numerosa legión de columnistas (varones y hembras) que cultivan el género en el que Carmen fue pionera, así que un libro como este sabe, en términos generales, a algo ya visto e incluso un poco repetitivo. Sobre sus epígonos, hay que decirlo, ella aporta la originalidad y la veracidad, aunque muchos de estos textos tengan una fórmula tan evidente como predecible.
Carmen Rico Godoy difunde una ideología vagamente progresista elaborada a partir del feminismo y que suele coincidir (o al menos eso pasaba en el pasado) con el discurso de la intelectualidad del PSOE. De otro modo no se entiende que, desde la progresía, arremeta contra los sindicatos, como lo hace, imaginamos en la estela del 14-D.
Todo esto no quiere decir que lo que, caricaturizado por el humor, aquí se plantee sea pura propaganda política, aunque a muchos puede que les moleste tanto sectarismo. Es imposible, desde cualquier punto de vista ideológico, no coincidir en la crítica que aquí se hace a determinadas actitudes machistas, al adocenamiento de las clases medias, al proceso de entontecimiento de la juventud por parte de la americanosfera Pop, etc.
Es genial "En Busca De La Bulla Perdida" (Pág 112) donde se narra cómo una familia media buscando un restaurante en vacaciones encuentra un lugar idílico, sin aglomeración, con precios razonables y calidad adecuada y huye despendolada en busca de otros lugares donde debatirse a codazos con sus congéneres en procura de una pitanza aceitosa a precios de gourmet...
Salvo el relativo enmohecimiento de algunos cuentos, debido a los años (tan poco produce la Godoy que para reunir un libro de 221 páginas hay que reunir artículos de 20 años?), la verdad es que el libro se lee con interés y la mayor parte de las veces con simpatía. |
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