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| La Conjura De La Reina
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| por Estrella Haro
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Catalina de Medici, reina de Francia, descendiente de una más que ilustre familia italiana, sobrina de Papas y mujer de fuerte carácter, espera la llegada de la muerte. La otrora poderosa mujer se enfrenta al último momento de su vida terrenal con inquietud. Ella, tan acostumbrada a mandar y a ser obedecida, no puede controlar por una vez un acontecimiento importante. ¿O no es así y ya en otra ocasión ha visto como había sido manejada por otros?
Mientras espera su final, su mente recuerda su vida en general, y en particular el suceso que la marcó más decisivamente: la trágica noche de San Bartolomé del año 1572. Esa noche, esa terrible noche, París se tiñó de sangre. Un altísimo número de hugonotes (protestantes partidarios de la reforma calvinista) fueron masacrados en unas horas. A excepción de Enrique, rey de Navarra, casado con Margarita de Valois, hija de la reina, prácticamente el resto de todos los hugonotes fueron aniquilados por, ¿orden de la reina?
Lorenzo de Medici, descendiente de esta importante familia, nos intenta aclarar en esta novela parte de este oscuro pasaje de la historia francesa. En un lenguaje ameno, ágil y que engancha sin duda al lector, su autor nos enseña el amplio abanico de personalidades que estuvieron tras la decisión de pasar a cuchillo a los protestantes que vinieron a celebrar la boda de uno de sus jefes con la hija de la reina Catalina. El palacio del Louvre, hoy famosísima pinacoteca y otrora sede de la monarquía francesa, será durante gran parte del relato el escenario donde los actores principales de este drama, la corte y sus gobernantes, actuarán para nosotros. Nos mostrarán a grandes trazos cómo se desarrollaba su vida, y cómo cualquier movimiento efectuado en palacio era comunicado a diferentes personajes fuera del mismo. Los espías no son un invento moderno, me temo.
Catalina de Medici ejercía un importantísimo papel en esta corte francesa. Era la madre del rey, pero no se limitaba sólo a esto. Sabedora de las muchas limitaciones de su hijo Carlos IX, no quería dejarlo solo, no deseaba ser apartada por personas en las que veía mala influencia para él y un peligro para el destino de Francia, nación a la que amaba aunque ella no fuese correspondida. El almirante Coligny se convertiría en pesadilla para la reina que temía, dado que este profesaba la religión protestante, ofrecer un motivo para que el rey de España, Felipe II, también casado con una hija de esta prolífica reina (Isabel de Valois), irrumpiera con sus ejércitos en terreno francés y se desencadenara una guerra que no estaba dispuesta a tolerar. Sin duda hay un atisbo de la "mamma" italiana, de esa mujer sobreprotectora y capaz de arrastrar cualquier peligro para salvar a sus pequeños.
La figura de Catalina, denostada y envuelta en una negra leyenda, se nos presenta como una mujer inteligente, culta, refinada (no en vano fue la introductora en la corte de algo tan común para nosotros pero que en esos tiempos se consideraba extremadamente "refinado": el tenedor), amante de la cosmética y los perfumes (resulta paradójico que "la italiana", como era despectivamente llamada por sus contemporáneos, fuera la que pusiera las primeras piedras de una de las más importantes industrias francesas), supersticiosa y consultora habitual de astrólogos (entre ellos Michael de Nostradamus), tolerante con otras religiones (a diferencia de su yerno Felipe II y su nuera Maria Estuardo)... Su perfil es mucho más rico de lo que durante mucho tiempo se nos quiso hacer creer; por ello ahora los historiadores están intentando ponerla en el lugar que le corresponde y enseñarnos muchas de las cosas positivas que durante tanto tiempo se han ocultado acerca de ella.
En la novela, aparte de la figura principal d Catalina, sus hijos Carlos IX y Enrique, futuro rey a la muerte de su hermano, aparecen otros personajes secundarios pero no por ello menos importantes: el ya mencionado almirante Coligny, el todopoderoso e intrigante Duque de Guisa, el señor de Gondi y un largo etcétera, pertenecientes a la corte y a las esferas del poder. Pero también el palacio va más allá de los regios y ricos aposentos. En sus pisos inferiores, y por ende entre las gentes que los ocupan, existen importantísimos actores de este drama. Tinella, ayudante personal de la reina, tendrá un papel fundamental en este libro. Será a través de sus ojos por donde podremos observar la otra cara de la vida palaciega; será el nexo de unión de las dos alturas: la inferior de la servidumbre y la superior, la de los gobernantes. Tinella será una víctima inocente de los acontecimientos. Con ella veremos a François Hugier, buscador de fortuna, y correo de espías. A través de sus manos llegará a palacio un libro de funestas consecuencias.
En resumen, una historia fabulosa, plagada de acontecimientos inesperados, de personajes ricos en matices, de lectura fácil y amena, que sin duda atrapará al lector en sus redes para trasladarlo a una noche que cambió el curso de Francia. No se sentirán decepcionados de conocer a una mujer realmente fascinante.
Déjense guiar por ella y hagan caso de su máxima: si fiarse está bien, no fiarse está mejor. lo dice una reina de Francia.
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