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portada El Corazón De Los Pájaros
Ficha del Libro:

Título: El Corazón De Los Pájaros    comprar
Autor: Elsa López
Editorial: Planeta
I.S.B.N.-10: 8408037277
I.S.B.N.-13: 9788408037279
Nº P´gs: 265


El Corazón De Los Pájaros
por Antonio Ruiz Vega

  Elsa López nació, como su personaje –Valeria– en la colonia española de Fernando Poo y aunque en su currículum figura el haber sido presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, el resto de su obra y de su actividad cultural aparece vinculada a las islas Canarias. Lugar donde –si tomamos la novela como autobiográfica– parece que recayó su familia tras la pérdida de la colonia africana

El colonialismo español en la costa africana ha sido un tema bastante tabú para la historiografía y ha dejado poco eco literario. También las condiciones de descolonización fueron extrañas y oscurantistas y muy confusas y contradictorias han continuado siendo las relaciones entre colonia y ex-metrópoli. El colonialismo español, tanto en el norte como en el oeste de Africa, no parece haber sido precisamente modélico y, en lo económico, dudosamente rentable. Se hizo un poco por puro prestigio nacional y para defender, en ocasiones, intereses muy concretos.

El título "El Corazón De Los Pájaros" hace referencia a la intrínseca debilidad de las aves, que les viene de su idoneidad para volar. Un pájaro ha de ser ligero, hasta sus huesos son huecos, debe tener poca masa muscular, aunque una gran agilidad. Para mantener en movimiento un mecanismo tan peculiar, su corazón debe bombear la sangre a gran velocidad y todo el conjunto constituye un organismo afinado al máximo que puede descompensarse y destruirse con gran facilidad Su corazón, en concreto, puede fallar y todo se derrumba. Hay un paralelismo, pues, entre el pájaro y la mujer, algo airoso, estilizado (al menos idealmente) pero con un metabolismo descompensado, que puede fallar, que puede dar en la histeria –por hipersensibilidad– y hasta en la muerte, como aquí sucede. La figura del pájaro desarbolado cuando cae a tierra, sin el sostén del aire que le permite producirse como ser volador es aquí perfectamente descriptiva de la mujer que cae al fracasar en el amor, abandonada por el hombre, que es el aire, pues a la vez la contiene y le produce el rozamiento que le impide ir más deprisa, pero también la sostiene y la hace ascender. No se puede volar en el vacío absoluto.

Novela, por lo tanto, muy femenina, escrita desde el punto de vista de las mujeres, que forman un clan, de abuelas a nietas, mientras que el hombre es un ser extraño, impredecible, que causa frecuentemente dolor.

Las morosas descripciones de ambientes y lugares son por una parte típicamente femeninas y por otra perfectamente exóticas. Lo es el lenguaje, poblado de topónimos que chocan en oídos castellanos y que tienen resonancias negroides (cuando habla de la infancia africana) o guanches (en la adolescencia canaria). El conjunto suena bastante, por aromas (hay una obsesión en lo odorífero) y resonancias, a suramericano y no cuesta mucho imaginar que se lee a Lezama (hay un entronque cubano, por cierto) o a García Márquez.

La trama central son los amores desiguales entre Adrián y la protagonista, Valeria. Son desiguales por la edad. Aunque ambos se conocieron mucho antes, y en buena lógica la edad debiera ir siendo cada vez más relativa a medida que crecen, lo cierto es que en la novela no es así. Son 14 o 15 años los que Valeria le lleva a Adrián. Con todo, el amor surge, y la distancia hace que germine un equívoco. Primero es Valeria, con más mundo, realista, quien se niega a dejar que fructifique el amor, que comprende sin futuro. Pero, al cabo del tiempo, cuando el amor se abre camino y ambos lo gozan sin temores, es cuando sobreviene el drama. Separados durante algún tiempo, Valeria asume por fin su amor por Adrián, un amor total, perfecto, que ha censurado durante tiempo pero que finalmente se manifiesta y no puede negarlo, decide entonces tener el hijo que espera de Adrián sin que él lo sepa. En el mismo lapso de tiempo, sin embargo, Adrián ha conocido una muchacha de su edad, vulgar pero fogosa, y ha comenzado a olvidar a Valeria. Un buen día esta, en avanzado embarazo, no puede esperar más y parte a visitar a Adrián. Este la recibe fríamente y ella capta enseguida la situación. Le despide con una sonrisa, sin acritud y mientras él marcha, liberado, ella se ensimisma en los recuerdos. Finalmente elige el suicidio. Pero su historia no es nueva, sino casi idéntica a la parricida Martina, cuya historia oyó contar de pequeña. Martina quedó también embarazada de un hombre al que quería (en este caso la diferencia de edad era la inversa, él era mucho mayor que ella) y cuyo amor también resultó imposible. Martina mató a su hijo al nacer, pero no se suicidó, como Valeria Fue encarcelada durante años y luego regresó a la isla, donde vivió todavía mucho tiempo, considerada por los lugareños como mitad bruja, mitad sanadora, entendida en hierbas y emplastos...

El primer tercio del libro es quizá el más embrollado, por tropical, ya que se entremezclan demasiadas cosas. Sagas familiares que hay que estar muy atento para no confundirse, marcos geográficos que aunque todos son tropicales (o precisamente por eso) terminan por hacerse intercambiables (africanos, canarios, cubanos...) y también el lenguaje es aquí más preciosista, pero también más enrevesado (léxico canario y voces fang o yorubas). Luego, cuando se establece más claramente la trama principal, los amores de Adrián y Valeria, la novela fluye más rápidamente, es más inteligible.

Otra cosa que llama la atención es la ausencia –intencionada– de referencias temporales. Sería difícil de situar en el tiempo muchos de los acontecimientos aquí narrados, que pudieran pertenecer lo mismo al XIX que al XX, salvo por algunas menciones a vehículos o aviones (y aún en el caso de estos, como recalca un personaje, todavía se habla de "embarcar" en ellos, como en los barcos a los que sucedieron).

En general una buena novela (es su tercera obra narrativa) entroncada en una sensibilidad que no tiene apenas contactos con la peninsular y que en sus aires y modismos recuerda mucho más a la novela suramericana que a la española. Novela femenina, y en este caso no es un tópico, donde el lenguaje alcanza cotas de prosa poética y una trama intemporal, que intencionadamente revierte a un arquetipo, la de la mujer que espera e idealiza al hombre, que nos llevaría "mutandis mutandi" al mismísimo Homero...
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