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| El Cliente
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| por Francisco J. Vázquez
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El pequeño Mark, de once años, y su hermano Ricky, de ocho, iban a descubrir aquel día los malos hábitos a los que conduce el tabaco. Mark llevaba un par de meses fumando (suministro que obtenía bien sisándole cigarrillos a las dos cajetillas que su madre fumaba diariamente, bien consiguiéndolos de algún chico del vecindario, que le vendía los cigarros). Había sido cauteloso, lo justo para conseguir que su madre no se diera cuenta ni de sus andanzas ni de la falta de tabaco, pero se descuidó con Ricky, que lo pillo la tarde anterior y le amenazó con contárselo todo a su progenitora si, a cambio de su silencio, Mark no lo enseñaba a fumar. Así que aquella jornada ambos se encaminaron por el sendero que conducía al bosque, a uno de los muchos escondites que el mayor de ellos había descubierto en sus escapadas, donde iba a iniciar a su hermano pequeño.
Será en un lugar recóndito, apartado, donde la pesadilla comenzará a gestarse. Ambos pequeños son testigos de la llegada de un automóvil en el que un tipo grueso, con un traje caro y pinta "de pez gordo", se suicida. Antes de hacerlo aquel individuo, de profesión abogado, confesará a Mark algo que cambiará no sólo su vida, sino también la de su hermano y la de su madre: el lugar en el que se encuentran los restos de un senador de Luisiana desaparecido recientemente y asesinado por un mafioso llamado Barry Muldanno.
Aquel dato, aquella confesión, será el pistoletazo de salida para que la nada fácil existencia del muchacho, con un padre maltratador del que hubo de alejarse con su madre y su hermano, se termine de complicar. Muchos serán los frentes que se abrirán en su contra. Por un lado la mafia se pondrá tras él, puesto que es único testigo que puede complicar al mafioso asesino; por otro, un fiscal ególatra le hará la vida imposible por sacar tajada en sus aspiraciones políticas. Sólo una persona, una abogada llamada Reggie Love, será su salvación. Y él, Mark, un niño de once años, lo comprende pronto: por eso decide "contratarla".
"El Cliente" es una de esas novelas que no tiene desperdicio, que te engancha en la lectura de principio a fin. Un thriller en toda regla donde los vericuetos del derecho norteamericano, las intrigas, la mafia, el espectacular mundo de los juzgados, lo que se mueve dentro y fuera de las salas, y sobre todo, el mundo de personajes tan diversos que se dan cita en las obras de John Grisham, son los mejores alicientes para conseguir mantener en vilo al lector.
Grisham, abogado criminalista en ejercicio, conseguirá en esta novela que el lector se meta en la piel de los protagonistas. Compartiremos la inocencia y el miedo del pequeño Mark, sentiremos la impotencia de Reggie ante sus temores por no saber actuar, o por perder la senda del cliente a quien representa. Nos dará repugnancia el fiscal general, encandilado más en realzar su imagen, sin importarle los métodos a seguir para sacar beneficio político... sentiremos asco por los mafiosos, suspense por la narración, e intriga en cuanto al desarrollo de la obra.
"El Cliente" pondrá mucha emoción en la mente de los lectores que se adentren en sus páginas, y descubrirán por sí mismos el porqué John Grisham es uno de los autores más leídos del mundo.
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