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| Echo Park
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| por Juan Carlos Eizaguirre
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El autor es de sobra conocido a nivel mundial. Connelly es uno de esos escritores de thrillers que ha triunfado plenamente; nada menos que a 35 idiomas han sido traducidos sus libros. Pero no es un escritor al uso con técnica narrativa de best-seller. Él, lo ha declarado muchas veces, es un autor de novela policíaca. De hecho fueron las obras de Erle Stanley Gardner las que le decidieron a ser escritor del género negro.
Sí, esto es lo primero que hay que afirmar: Echo Park es una novela policíaca de principio a fin, con algunas connotaciones efectistas que nos recuerdan a las actuales novelas de trepidante acción, pero de mucha menos categoría.
De una manera tensa y vigorosa comienza en esta novela a describir los personajes, hechos, ambientes... Ese estilo literario es a la vez sencillo, claro y ameno, con una gran maestría nos va narrando sus historias; maestría que no es nada ampulosa, más bien todo lo contrario, como acabamos de decir. Para llegar a componer un relato ameno y verosímil, no es necesario caer en un estilo plagado de reiteraciones, procacidades y multitud de acciones simultáneas. Basta solamente dominar y poseer el placer de contar.
He disfrutado leyendo Echo Park. Primero por la novela en sí: sus tramas, su fabulación audaz y su impecable estilo, al que acabo de referirme hace unas líneas. Pero he disfrutado también por el recuerdo de la clásica novela negra, que este libro lleva en sus líneas.
Además, Echo Park tiene la ventaja añadida de ser una novela para todos. Es decir, un intelectual podrá disfrutar de ella en una lectura rápida de fin de semana, lo mismo que una persona que trabaje con sus manos se embeberá también en sus líneas.
No abusa Connelly de la procacidad, aunque tiene algunas concesiones al erotismo, por necesidad del argumento. Sí se podría afirmar que la institución matrimonial queda malparada; no creo que por convicciones profundas del autor, sino que, de una manera leve, relata situaciones que están en el ambiente.
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