|
Cocina Para Estudiantes
|
por Beatriz Zubeldía
|
|
Compré este libro por casualidad, ya que últimamente pasaba muchas horas sola en casa y necesitaba un buen libro de cocina.
Soy de esas personas que se conforman con poco, que siguen la ley del mínimo esfuerzo y que no tienen paciencia para aprender a cocinar... Por eso solía cenar siempre una simple tortilla francesa o un pedazo de fruta. Era como estar a régimen a la fuerza. Hasta que me topé con "Cocina Para Estudiantes". Leí lo que su autor nos dice en la contraportada, y decidí que este libro estaba escrito para mí. Lo compré de inmediato, y os aseguro que es una de las mejores compras que he hecho nunca.
No tengo ni idea de lo que es escalfar, rehogar o trescientos mililitros. Soy un desastre para la cocina, pero ahora os puedo preparar una riquísima receta de pollo al limón y trufas de postre.
En este libro se nos enseña a preparar más de doscientas recetas sencillas de una forma clara y práctica, sin usar palabras rebuscadas ni utensilios extraños y poco conocidos. Como el mismo autor nos cuenta, en realidad este libro es el resultado de sus cinco años de estudiante universitario, cuando vivía con sus compañeros de piso y se pasaban las tardes preguntándoles a sus familiares y vecinas cómo se preparaban las sopitas y las albóndigas. Por eso está tan repleto de consejos curiosos y anécdotas divertidas, y quizá por eso todas sus recetas resulten deliciosas para todo el mundo. Porque es cocina de siempre, casera, sencilla.
Os aseguro que si optáis por este manual culinario no os vais a arrepentir, puesto que ayuda igualmente al estudiante torpón como al cocinero avanzado. Siempre enseña algo nuevo, nos da ideas sorprendentes y provoca una sonrisa a los invitados. En definitiva, "Cocina Para Estudiantes" os sacará de más de un apuro, y hará que vuestra madre no se preocupe tanto y no os llame todas las tardes para ver si coméis bien.
Os dejo con un comentario curioso del autor, como broche final: "En mi último año de carrera estuve viviendo con un gran tipo, Josean. Bueno, pues Josean además de ser un artista de la pluma y la cocina, era un artista en cocinar los huevos fritos. Se comía un par todas las noches; es decir, al año engullía unos 730 huevos. Mucho ánimo con este plato; de lo que se come se cría...".
|
|