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| Aquellos sueños rotos
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| por Lucía Gil
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Tras leer Aquellos sueños rotos, con toda la carga de diferentes sentimientos que contiene, no puedo más que reflexionar sobre lo complicada que a veces se puede volver la vida en el momento menos esperado.
Este relato autobiográfico cuenta la difícil historia de Antonia Adrián, quien quiere compartirla con el objetivo de ayudar a millones de mujeres a denunciar el sometimiento que sufren por parte de sus parejas. Con su testimonio, les da la esperanza de que siempre es posible una vida mejor.
Conocer a la persona equivocada en un momento en el que la inocencia puede jugar una mala pasada, fue el comienzo de la carrera de obstáculos que la autora tuvo que recorrer durante veintidós años de matrimonio. Veintidós años de maltrato, humillaciones, celos y vejaciones; que como cuenta Antonia Adrián lo único bueno de este tiempo son sus cinco hijos.
Y la vida a veces no es justa con algunas personas, que tras sufrir mucho y conseguir sobrevivir a los peores momentos, vuelven a golperarles. Esto mismo le ocurre a Antonia Adrián. Cuando consigue empezar su vida de nuevo, estrenando ilusiones junto a un nuevo amor, el destino le trae la peor de las noticias.
Tras un fatal accidente de coche una de sus hijas fallece y con su muerte llegaron momentos de miedo por no saber cómo actuar y el vacío. Ese vacío que queda cuando falta algo en nuestras vidas y que hace que nos sintamos temendamente solos, sin saber qué será lo próximo.
A mpesar de todos los malos momentos vividos y su separación, Antonia logra recomponer su vida junto a una nueva pareja y en Aquellos años rotos quiere dejar testimonio de que es posible ser feliz a pesar de todo.
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