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| Antología Personal. Manuel Alcántara
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| por Pedro M. Valenzuela
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Qué difícil es llegar al reconocimiento público en España sin tener igual número de admiradores y detractores, ya que la tónica suele ser que éste se obtenga tras abandonar el mundo terrenal (cuando murió Reagan hasta hubo quien dijo que fue buen actor) o porque desde el extranjero vienen a descubrirnos lo que tenemos al lado sin darnos cuenta ni valorarlo. Una clarísima excepción a la regla es lo que sucede con el Premio Nacional de Literatura Manuel Alcántara, un malagueño nacido en 1928 que lleva toda la vida ofreciéndonos su poesía y su columna diaria de periódico desde hace más de cincuenta años.
Aunque sea ineludible su labor periodística, por lúcida, constante y sagaz, esta antología es el reconocimiento a una vida de poesía, donde encontraremos la cuidada selección de poemas que ha hecho el director de la colección de poesía de la Editorial Almuzara Juvenal Soto, prologuista de la obra. Nos encontramos en esta colección los temas que han sido una constante en la obra de Alcántara: la infancia, el paso del tiempo, la muerte, siempre la muerte, los recuerdos... su pluma hace que los versos cobren mayor frescura al adoptar las formas más clásicas, sobre todo con los sonetos, donde logra un ritmo y musicalidad tan especiales como características en su verso irónico (‘Digo que si Dios existe/ no tiene perdón de Dios’), tranquilo (‘Llegan como un calor entre la sombra,/ como un color en medio de la niebla’), nostálgico (‘aprendiz de estar vivo/ y especialista de su propia sangre’) o desolador (‘Lo que me espera es una vieja historia;/ la muerte empezará por la memoria’).
Esta antología recopila los 30 poemas más significativos de su obra, ofreciendo en ellos la experiencia de una vida dedicada a la literatura que consigue su máximo esplendor en los endecasílabos donde desgrana los sentimientos de quien está de vuelta de muchas cosas pero no pretende ir dando a nadie lecciones de moralidad: ‘Tumbarse a ver qué pasa, eso es lo mío;/ cumpliendo años irás en mi memoria’ pasando a ser parte de la historia al florecer en un terreno baldío.
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