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portada Antología De La Ciencia Ficción Española
Ficha del Libro:

Título: Antología De La Ciencia Ficción Española    comprar
Autor: Julián Díez
Editorial: Minotauro
I.S.B.N.-10: 8445073648
I.S.B.N.-13: 9788445073643
Nº P´gs: 376


Antología De La Ciencia Ficción Española
por Antonio Ruiz Vega

  Entre la bibliografía que aquí se cita está la "Antología De La Ciencia Ficción Española", recopilada por Domingo Santos y que publicó EDHASA en 1967. Todavía conservo un ejemplar, bastante deteriorado por estar pegado “a la americana”. Fue el primer libro de SF que leí en mi vida, tenía entonces 12 años y era el famoso “verano de las flores” aunque yo lo pasé en un campamento juvenil. Y en una visita mi padre me llevó aquel libro y otros de Juan García Atienza que entonces hacía novela de anticipación. “Los Viajeros De Las Gafas Azules”, aunque creo que ese es algo posterior, y “La Máquina De Matar” que tanto me impresionó. En aquellos años de plomo del franquismo la SF no sólo parecía literatura de evasión, sino que en muchos aspectos admitía una lectura subversiva, así uno de los cuentos de aquella Antología del 67 recuerdo que hablaba de un universo concentracionario donde los intelectuales estaban recluidos (en vez de la estrella de David llevaban cosida a la ropa la letra “C”, de “cerebral”) y que podía interpretarse como parábola algo exagerada de la dictadura vigente, etc.

Lo que es cierto es que la SF, en España, pasó de gozar una relativa popularidad (son los años en los que llegan a España, en ediciones suramericanas, la obra de Bradbury, como sus excelentes "Crónicas Marcianas" que me regaló Atienza por aquellos años, poco después José Luis Garci publicaría un interesante estudio sobre Bradbury) a enquistarse en una especie de gueto, en el que ha seguido desde entonces. Sería difícil explicar el porqué y Julián Díez no lo hace en el excelente prólogo. Me atrevo a aventurar que las expectativas que durante los sesenta estaba despertando la carrera espacial se desinflaron con la crisis del 73 y con el parón subsiguiente. Tan fulgurante había sido el desarrollo de la tecnología que si a cualquiera se le hubiera dicho que el hombre no iba a pisar Marte antes de 1980 o que la Luna se iba a quedar para vestir santos desde hace casi 30 años, sencillamente no se le hubiera creído. Supongo que no es la única explicación.

Lo cierto, y eso sí que lo explica muy bien, Julián Díez, es que la SF española tiene antecedentes que se remontan a Antonio de Guevara en su "Libro Aureo De Marco Aurelio" (1527), y yo añadiría el mismo Quijote con su fantástico vehículo Clavileño o al mismo Quevedo por no hablar de los objetos prodigiosos (una pantalla de tele-visión de azogue) de la Torre de Hércules de la que habla la "Crónica Sarrazina", o el misterioso Juan de Espina y Velasco del que escribieron Vélez de Guevara, Juan de Piña o Castillo Solórzano y que vivió durante el reinado de Felipe II, custodiando en su casa prodigios tecnológicos (proyección de imágenes, camas empotradas, “hilo musical”, autómatas, etc).

Esta ciencia ficción tuvo una etapa “heroica” y autores de tanta difusión como Nilo María Fabra (1843-1903) o José de Elola (1859,1935?), "Coronel Ignotus", autor de una saga desarrollada en el siglo XII, (para el año 10.000, Elola manifestaba que el castellano habría evolucionado hacia otro idioma, pero el euskara seguiría idéntico a sí mismo...). También Jesús de Aragón (1893-1973) "Capitán Sirius", llamado el Julio Verne español, autor, entre otros del –relativamente- conocido “40.000 kms. A bordo del aeroplano 'Fantasma' ”.

Dentro de este género equivalente al “pulp” americano, por sus inacabables sagas de mediocre calidad destaca Díez, ya en la posguerra, al valenciano Pascual Enguidanos, o al gaditano Angel Torres Quesada. El primero inventor de "La Saga De Los Aznar" (32 títulos y otros 24 en los años sesenta). Aclara Díez que en esta saga interminable, que se desarrolla durante siglos, ningún miembro importante de la familia Aznar cienciaficcionera tenía por nombre José María... No sin algo de sorpresa el autor remarca que esta saga fue elegida MEJOR SERIE DE CIENCIA FICCIÓN EUROPEA en Bruselas, en 1978 (si bien todo hace indicar que su elección no se debió al entusiasmo de los aficionados a la cf belgas sino al deseo de que no ganara la popular serie alemana –de tufillo derechista- de Perry Rhodan).

Ya en un momento posterior habla de Domingo Santos (nacido en 1941) y al que hemos citado como antólogo al comienzo de estas líneas. Domingo Santos publicó en 1963 "Gabriel", que fue traducida al francés, algo entonces insólito y cimentó una carrera profesional bastante sólida, pese a sus principios como autor de libros “pulp” con el seudónimo de P. Danger. Hablar de SF en aquellos años es referirse a la colección “Nebulae” donde publicaba Santos y donde comenzaría a publicar el propio J. G. Atienza un poco después. Pero Santos pasa también a la historia por ser el editor de la revista estandarte de la SF española, NUEVA DIMENSIÓN, por lo visto de gran prestigio fuera y dentro de nuestro país.

Un autor bastante conocido de los sesenta fue Carlos Buiza y hay que recordar que autores de prestigio consolidado también hicieron incursiones en el género, como el propio Torrente Ballester ("Quizá Nos Lleve El Viento Al Infinito", 1984), José María Merino ("Novela De Andrés Choz"), Rosa Montero ("Temblor"), Eduardo Mendoza (con sus novelas-divertimento, véase la última...) y mete en este género, lo que quizá sea algo discutible, a Suso de Toro o a Ray Loriga (José Luis Garci y Luis Eduardo Aute publicaron algunos cuentos en NUEVA DIMENSION). ¿Es ciencia ficción lo que hacen Pedrolo, Perucho, el propio Mariano Antolín Rato? El autor señala, como sintomático, que cuando estos autores incursionan en un género considerado un poco “maldito” las editoriales hacen encajes de bolillos para quitarles la etiqueta, así pasa con Mendoza y pasó con Torrente, del que se hablaba como “aventura ficción”, “espionaje ficción” o hasta “filosofía ficción”, pero se evita como la peste la mención del término “ciencia ficción”.

Díez valora a un autor que prácticamente desconozco, Gabriel Bermúdez Castillo (1933) a mi juicio el primer autor español de cf de auténtica valía literaria, y uno de los motores soterrados de la posterior evolución del género.

Dato para la historia. En 1969 fue secuestrada NUEVA DIMENSION. Magdalena Mouján Otaño había publicado “Gu ta Gutarrak” (nosotros y los nuestros, en euskara), una broma con viajes temporales en torno al nacionalismo vasco. Creo recordar que ese año estaba vigente el Estado de Excepción y aquel número, que fue el 14 de ND, estuvo a punto de ser el último. (¡A quién se le ocurre!).

Continúa hablando Díez, ya en los 70 y 80 de nuevos autores que van consolidando el género en España y muchos de los cuáles aparecen en la consiguiente antología. Juan Carlos Planell (1954), Juan José Parera, o César Mallorquí (1953), hijo del famoso Mallorquí de las novelas del Coyote, pero excelente autor que esporádicamente se ha dedicado a la SF. Su cuento "El Rebaño", que se incluye en esta antología y del que luego hablaremos es una obra redonda, por encima de los géneros, verdaderamente notable.

No vamos, en fin, a hacer resumen del interesante prólogo-introducción pues es bastante breve y merece una lectura completa. Señalar, en todo caso, que la floración de autores, la “mayoría de edad” de la SF española coincide, por desgracia, con el enclaustramiento del género en un gueto temático, como ha pasado con otros géneros como el policiaco, etc. La SF no “está de moda” por cierto, aunque haya excepciones como la famosa STRANDED, película novelizada por Eduardo Vaquerizo y Juan Miguel Aguilera.

Que, como todos los géneros, puede dar mucho juego, queda claro con novelas tan divertidas como las de Eduardo Mendoza o cuentos de tanta profundidad como este "El Rebaño" de Mallorquí.

En "El Rebaño", se cuenta el fin de la humanidad visto desde los ojos de un perro superviviente. Un satélite programado para varias tareas provoca una guerra nuclear que acaba con la vida humana. Los animales perviven y la vegetación se reproduce libremente, sin la presión del hombre. En una comarca de la España interior un rebaño queda sin pastor. Los perros continuarán con la rutina diaria sacando a pastar al rebaño de día, encerrándolo de noche, etc. En el espacio el supersatélite que ha provocado la guerra nuclear va percatándose de que está sólo en el mundo. Trata de detectar emisiones humanas, etc. y pronto su sofisticado cerebro va recurriendo a todas sus posibilidades intelectivas. Con una tecnología de la cuarta generación, prácticamente es capaz de pensar con autonomía. Su misión es transmitir datos y no tiene a quién, mientras tanto, imperceptiblemente, su vida útil se va esfumando: cada vez se acerca más a la Tierra. Compulsivamente rastrea el planeta en busca de vida inteligente. Un día descubre la rutina del rebaño mesetario. Fija sus ciclos para sobrevolar la zona y llega a la conclusión de que, si hay un rebaño, debe haber un pastor. Finalmente, incapaz de comunicarse de otro modo el satélite se inmolará en una explosión final. En la tierra, Brezo¸ que así se llama el perro protagonista, está viviendo también sus últimos minutos cuando ve estallar al satélite. Viejo y achacoso, víctima terminal de un cáncer, está en esos momentos luchando por su vida y la de su rebaño frente a una jauría de perros asilvestrados. El epílogo consiste en que las ovejas, cuando nadie viene a sacarlas, rompen la puerta de la majada, salen a pastar y, puesto que ningún perro las vigila, caen por un barranco.

De modo que, mientras las ovejas se despeñaban, una a una, la humanidad fue contando sus cuerpos lanosos, tarareando una canción de cuna...

Buscando el sueño final.

El cuento de Rafael Marín, "Mein Führer", asocia los viajes en el tiempo con un improbable rebrotar del nazismo, tema este algo manido y que hemos visto ya expuesto por otros autores.

De Thriller galáctico podríamos tildar el algo previsible "Nada Personal" de Armando Boix.

En fin, que este género está algo olvidado en España y quizá mereciera una mayor atención. Confieso que la lectura del prólogo y de algunos de los cuentos aquí recogidos me ha hecho viajar en el tiempo, no al futuro en este caso, sino al pasado, a mi primera juventud, cuando el descubrimiento de la SF española fue una agradable y sugestiva sorpresa.
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