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Librerías On-line
por Francisco J. Vázquez

Para muchos de nosotros llegar a una librería es como llegar a un mundo mágico. Si uno no va con un título predeterminado en mente que quiere comprar y entra a la aventura, es decir, a comprar sin saber muy bien qué, lo más probable es que ante sus ojos se abra un universo de posibilidades único. Ver tantos libros en las repisas y estantes, con temáticas tan diversas que sería poco menos que imposible no encontrar algo que se adaptase a los gustos de cada lector hacen que estos lugares, las librerías, sean los espacios más anhelados por aquellos que disfrutan de la lectura y, por ende, de los libros. 

Sin embargo, muchos son los que por esta vida tan ajetreada que tenemos (por esta sociedad de la prisa y la rapidez, donde los segundos parecen ser tan valiosos y el tiempo es el único elemento que parece dominarlo todo) entrar en una librería y ponerse a buscar un libro, pasar allí unas horas y deleitarse leyendo títulos que uno desearía poder leer es, hoy día, no sólo difícil sino casi utópico. Lamentablemente... 

No obstante la sociedad en la que vivimos, rodeada de avances tecnológicos que cada día nos da más y más sorpresas, nos permite hoy por hoy acercarnos a comprar libros sin necesidad de personarnos en esos lugares. Posiblemente no sea la manera con la que más disfrutamos, pero sí es posible que sea la forma con la que mejor se adapta nuestro horario. 

Las librerías on–line son un negocio en creciente expansión. Son, sin duda, uno de esos elementos que se han ido sabiendo adaptar al cambiar de los tiempos. Desde grandes centros comerciales a pequeñas empresas todos se han ido subiendo al carro de la tecnología. Un carro al que no se puede dejar pasar si no se quiere quedar relegado con el tiempo a no existir, a dejar de ser.

Existen básicamente dos tipos de librerías on–line: las que son presenciales, es decir, que tienen uno o varios locales abiertos al público y que, al mismo tiempo, tienen sus catálogos en la red con lo que están abiertos a un mayor número de posibles clientes potenciales, y las no presenciales, que son aquellas que sólo están en la red y no tienen locales abiertos al público. Y es aquí, dentro de esta clasificación genérica, donde cada cual puede buscar aquello que más le interesa. Así, por ejemplo, encontramos que hay librerías generales y específicas. También hay librerías de primera y segunda mano. De libros nuevos y antiguos. Librerías para autores noveles o librerías de libros descatalogados... en definitiva, que hay librerías on–line para todo aquello que a nosotros se nos ocurra, porque seguramente con mucha probabilidad a alguien se le habría ocurrido antes.

Una librería en línea es un elemento interesante a tener en cuenta. Como ya se ha comentado no es para los que amamos perdernos en estanterías repletas de volúmenes el mejor lugar para buscar, pero sin embargo sí hay que reconocer que son lugares bastante prácticos. Y si uno lo piensa detenidamente puede incluso sacarle ventajas. Normalmente tienen motores de búsqueda que consiguen una efectividad muy alta y rápida, disponemos del precio de inmediato así como de los posibles costes de envío, podemos solicitar libros incluso que no están en stock... 

Sin embargo existe un problema. Y es que hoy día la gente, los internautas, no estamos muy dispuestos a comprar a través de la Red así como así. Nos da cierto reparo, cierto miedo infundado. Un miedo que no se adapta a la realidad, ya que una transacción a través de la red es tan segura como puede serlo pagar en mano en un establecimiento. Pero soltar nuestro número de cuenta corriente o nuestro número de tarjeta de crédito a un centro en línea es más fácil pensarlo que hacerlo. Porque el miedo siempre está ahí.

Pero no hay que ser ni pesimistas ni miedosos, porque todo está pensado. Si hay gente que no quiere aportar los datos mencionados existen fórmulas que van a permitir, en el mayor de los casos, que el libro que hemos encontrado en una de estas librerías pueda ser nuestro en un intervalo de tiempo relativamente corto. Así, cabe la posibilidad de pagarlo a la recepción del mismo (método de contra reembolso), o en su caso poner un giro postal previo al envío del volumen.... en fin, que las posibilidades son mayores de lo que se piensa. 

Se dice en psicología que la mejor manera de enfrentarse a un miedo, a un temor, es hacerle frente. Pueden probar a comprar on–line, y es posible que una vez probado la compra a través de la red sea algo más que una realidad en sus vidas, y se convierta en un aspecto más. Cada día el volumen de venta en Internet de libros va en aumento, y esa es una consecuencia directa del porqué estos negocios proliferan tanto.

Eso sí, compren en Internet sus libros, pero no olviden que el placer que puede darles pasearse por estanterías llenas de volúmenes no se los va a dar una pantalla de ordenador jamás. Todo, hecho con moderación, está mejor que hecho compulsivamente. La compra on–line ya es una realidad. Adaptémonos a los nuevos tiempos, pero no perdamos nuestras viejas costumbres.

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