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Flechas Del Ángel Del Olvido
por Beatriz Torres

Después de ver la obra quedé pensando, recordando puestas en escenas anteriores y llegué a la conclusión de que si Dogville era la primera película que veía, que me parecía estar viendo una obra de teatro; Flechas Del Ángel Del Olvido era la primera obra de teatro, que me parecía estar viendo una película. Hay que reconocer que la sutil manipulación de las luces, el sonido, la música, el paso entre escena y escena y el detalle final de la luz de SALIDA en conjunto con demás factores, lograron ese efecto en mí. Una obra que logró equilibrar de manera magistral la trama de la historia con el dominio escénico de todo el montaje en sí, que hacen de esta puesta no sólo una interesante propuesta al teatro sino al arte audiovisual.

Se dice que Flechas Del Ángel Del Olvido es una historia que abarca el tema de la identidad, de la memoria y de la capacidad de reinventarse, es verdad, pero va, según mi opinión, más allá de eso. Trata también del valor de olvidar lo que se quiere recordar y recordar lo que no existe anhelando que exista, la determinación de dar el siguiente paso hacia el abismo del futuro, de poder cerrar puertas y abrir otras, así la espesa niebla nos ciegue el camino, el aventurarse a vivir siempre bajo nuevas formas que vayan girando en nuestras vidas, no sólo reinventarse, sino morir y nacer de nuevo, pero con ese recuerdo innato de lo vivido, la experiencia.

Y para dar vida a todas estas sensaciones lanzadas desde el arco de la inspiración estuvieron los personajes tan bien creados por Sanchis Sinisterra (el autor de la obra) y tan bien dirigidos por Sergio Llusera. Los seis personajes hicieron estruendo en la sala, cada uno dentro del margen de sus historias paralelas y de la trama en general. La interpretación de X por Wendy Vásquez logró interpretar perfecta comunicación sin las palabras que, cuando en algún momento de la historia utilizó la voz, parecía no escuchársele y que tan sólo las palabras se dibujaban en sus acciones. El personaje de la enfermera (Malena Romero) le dio, en mi opinión un sabor de intriga que me hizo recordar a la serie televisa dónde Alfred Hitchcock pasaba sus cortometrajes, esa actitud de presentador discreto con una semblanza de malicia y a la vez esa extraña certeza de ya saber el final de la historia, que genera cierto suspenso. Precisa actuación la de Romero. Otro personaje, que en mi opinión, le dio más fuerza al sentido de la trama, en el primer acto, fue el de Dora, interpretada por Alejandra Guerra, quién logra de manera impecable transmitir tantos sentimientos enredados dentro de aquél personaje, esa mirada impenetrante, frágil, enmascarada en la postura fría, calculadora, irónica; en una frase Guerra interpreta con firmeza ese castillo majestuoso dónde todo en su interior se viene derrumbando. Todos logran con destreza un equilibrio en la obra, en danza simultánea con el color y el sonido.

Y el color se volvió tenue dando vida a recuerdos rotos en el piso, se acercaba el final. Y de nuevo la canción frágil incrementaba su estruendo en la sala y sucedió lo que aquí debo confesar, quizás –y es que me pasa a menudo– existían otros factores que volvieron susceptible mi apreciación, pero fue uno de los mejores finales que he visto. La gran metáfora del cuadrado en la tarima, el estar dentro, el verlo desde afuera, el reconocer nuestro pasado y afrontar nuestro futuro, ese espejismo de nuestro propia memoria, el reflejo de nuestros recuerdos y la sombra de nuestros futuros pasos, el agotamiento de las luces dando el brillo a la decisión de partir, de salir, sin saber que hay afuera, todo eso… lo encontré maravilloso. Y aplaudí lo más fuerte que pude pero lo mejor que hice fue, quedarme viendo ese cuadrado, el letrero de salida y cómo toda la gente se iba de a dos, en grupo, a paso lento o apresurado, quedarme escuchando las últimas notas de la canción final hasta que la sala quedó vacía y sólo restaba los recuerdos rotos en el cuadrado de la memoria o del olvido, y yo contemplando ese cuadrado mientras que las flechas del ángel del olvido acertaban en el blanco de todas mis emociones.

La temporada ya ha terminado, pero espero regrese en algún momento. Y que el teatro nacional me siga sorprendiendo y recordándome que acá, señores, hay arte.

 

Director:

  • Sergio Llusera
Elenco:

  • X (por Wendy Vásquez).
  • Selma (por Sandra Bernasconi).
  • Efrén (por Iván Chávez).
  • Enfermera (por Malena Romero).
  • Erasmo (por Miguel Castillo).
  • Dora (por Alejandra Guerra).
Ficha Técnica:

  • Jefe de Escena: Antonio Reyes.
  • Operador de Luces y Sonido: Franklin Quintanilla.
  • Diseño Plástico: Viviana Quea.
  • Diseño de Luces: Lucho Tuesta.
  • Diseño Gráfico y Fotografía: Malena y Rafo.
  • Asistencia Coreográfica: Carmen Aída Febres.
  • Asistencia de Producción: Claudia Von.
  • Asistencia de Dirección: Natalia Parodi.
  • Producción General: Sergio Llusera.
Director: Sergio Llusera Elenco: X (por Wendy Vásquez). Selma (por Sandra Bernasconi). Efrén (por Iván Chávez). Enfermera (por Malena Romero). Erasmo (por Miguel Castillo). Dora (por Alejandra Guerra). Ficha Técnica: Jefe de Escena: Antonio Reyes. Operador de Luces y Sonido: Franklin Quintanilla. Diseño Plástico: Viviana Quea. Diseño de Luces: Lucho Tuesta. Diseño Gráfico y Fotografía: Malena y Rafo. Asistencia Coreográfica: Carmen Aída Febres. Asistencia de Producción: Claudia Von. Asistencia de Dirección: Natalia Parodi. Producción General: Sergio Llusera.
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