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Enfermedades Degenerativas Asociadas A La Edad
por Josefina Castillo

Desde hace años se viene demostrando que la calidad de vida es cada vez mayor, la población de personas mayores es elevada y esto conlleva que aparezcan un elevado número de enfermedades relacionadas con la memoria, la atención, la motricidad, etc. Todas ellas asociadas a la edad. Esto tiene un gran impacto en el entorno tanto del anciano enfermo como de sus cuidadores.

De momento las investigaciones no han podido encontrar una solución a las enfermedades degenerativas asociadas a la edad, pero sí podemos ayudar a atenuar sus efectos y sobre todo a proponer ayuda y soporte a las personas que conviven con un enfermo demente. Intentamos mejorar la calidad de vida tanto del enfermo como de sus cuidadores aplicando técnicas tanto cognitivas como conductuales para disminuir la carga emocional que comportan estos trastornos.

La  más conocida de las demencias es la  Enfermedad de Alzheimer, que se caracteriza por tener patologías como son amnesia, afasia, apraxia y agnosia, todo esto debido a una atrofia en el cerebro generada por la presencia de placas neuríticas seniles y gránulos neurofibrilares. Se da un deterioro en la memoria; en la capacidad para aprender nueva información y para recordar la aprendida anteriormente, y quedan alteradas las capacidades cognoscitivas como he dicho anteriormente.

  • Afasia: es una alteración del lenguaje, donde éste puede ser vago o vacío con circunloquios, pudiendo presentar ecolalia (repiten lo que oyen).

  • Apraxia: es un deterioro en la capacidad para realizar actividades motoras aunque la función motora no está dañada. Es mayor en su capacidad en el uso de objetos como, por ejemplo, peinarse o realizar el movimiento de mano para decir adiós.

  • Agnosia: es un fallo en el reconocimiento o identificación de objetos aunque la función sensorial está intacta. Por ejemplo, no reconocen a sus familiares o su imagen en el espejo o por el tacto no reconocen objetos etc.

Además, vemos alteraciones por ejemplo en la ejecución, puesto que son incapaces de planificar, organizar, abstraer.

Las personas que padecen una demencia pueden presentar desorientación espacial y temporal, trastornos emocionales, alucinaciones sobre todo visuales, trastornos del sueño.

Es muy importante que ellas se sientan queridas, que sientan que sus cuidadores, familiares y demás les muestren mucho amor. En momentos de lucidez estas personas pueden comprender lo que sus familiares hacen por ellos y conocen de emociones y sentimientos por lo que deben sentirse respaldados en ese aspecto.

¿Cuándo podemos empezar a sospechar que un familiar está comenzando a padecer signos y síntomas de una demencia?

Apreciaremos pérdida de memoria que afectaría las capacidades en su trabajo como nombres, tendría dificultades al realizar tareas familiares como cocinar, llamar por teléfono, problemas del lenguaje, desorientación de tiempo y lugar, pobreza de pensamiento abstracto (por ejemplo al interpretar un refrán, colocar objetos en sitios que no corresponden, cambio en el estado de ánimo con bruscos cambios de humor, etc.). Todo esto nos alertará para acudir a un especialista que haga una valoración en profundidad y detecte el grado de demencia si la hay.

Otro factor importante a tener en cuenta es el papel, gran papel que tienen los cuidadores de estas personas. Estas personas necesitan atención según el grado en que estén afectados, incluso las 24 horas, por lo que hay que entender que se llega a sufrir más que el enfermo. Eres las manos, ojos, boca todo del enfermo, por lo que el cuidador puede pasar etapas incluso de depresión aunque no pueda permitirse el lujo de ello.

Estas personas en primer lugar requieren obtener un diagnóstico preciso, requerir la medicación conveniente para administrar las dosis adecuadas, se informan sobre la enfermedad (a tal punto que saben tanto como un médico), necesitan planificar su familia tanto económica como en la vida cotidiana.

Los cuidadores llegan a comprender al enfermo y se solidarizan con éste manteniéndolo en la medida de lo posible en su entorno familiar habitual y rutinario.

En una siguiente fase movilizan a diario al enfermo para que no pierdan motricidad, le dan la alimentación adecuada, realizan gimnasia con ellos, les hacen mantener unas rutinas, se adaptan a las nuevas situaciones, les dan masajes para activarles la circulación, vigilan que respiren bien, observan su control de esfínteres, les hacen compañía….

Todo esto nos lleva a preocuparnos más del cuidador que del propio enfermo. Estas personas necesitan también apoyo sobre todo psicológico, cariño, descanso y poder desconectar. Deben recibir recomendaciones y apoyo porque quema mucho estar nuestras 24 horas para otro y no para uno mismo, y eso unido al hecho de ver que un ser querido se va deteriorando y no puedes hacer nada por evitarlo.

Existe un tratamiento farmacológico para estos enfermos pero también es muy importante realizar tratamientos alternativos con ellos y familiares como Terapia de Memoria para que no pierdan al menos la memoria que les queda, Terapia Ocupacional para que estén entretenidos y no se sientan tristes o inútiles, Musicoterapia, Psicomotricidad, Terapia de Reminiscencia (repaso de su vida), Psicoterapia orientada para la familia, etc.

Los familiares deben conservar la calma a pesar de ser difícil en algunas situaciones, dejar tiempo para que el paciente haga sus cosas. Sobre todo el cuidador debe cuidarse ya que nadie lo hará por él, hay que descansar y organizarse porque nadie puede estar 24 horas los 7 días de la semana disponible para otro.

También es importante a la hora de dirigirse al enfermo hacer coincidir nuestra comunicación verbal con la no verbal, mirada y gesticulación que no demuestren preocupación. Gesticular si es necesario, transmitir sensación de seguridad al enfermo, no ponerse nervioso, conservar el buen humor puesto que los enfermos así son muy sensibles, tocarles, acariciarles…

Importancia tiene también el hecho de hablarles de una forma suave, pausada adecuando nuestro lenguaje a ellos, no usar imperativos, incluirle en las conversaciones, evitar discusiones delante de ellos y ante incongruencias suyas seguir la corriente o cambiar de tema pero no confundirles más.

Ante cualquier duda que surge sobre todo al inicio de la enfermedad de este tipo de un familiar es sobre todo primordial estar informado y buscar ayuda y apoyo tanto en asociaciones como en familiares de otros enfermos como en médicos, psicólogos… cualquier especialista que pueda ayudarnos, asesorarnos y comprendernos puesto que también el cuidador tiene momentos de flaqueza y tristeza, en las que es necesario un hombro donde apoyarse y desahogarse. También se pueden leer libros y textos relacionados con el tema que nos aclararán dudas y nos ayudarán a comprender más al enfermo y como actuar con ellos.
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