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Calamares Gigantes: Del Mito Y La Leyenda A La Realidad
por Francisco Contreras Gil

Son agresivos, inteligentes y extremadamente hábiles en el arte del camuflaje. Puede alcanzar una longitud de 22 metros y una tonelada de peso. Viven en solitario, poseen ocho tentáculos con ventosas y su hábitat se encuentra entre los quinientos y cuatro mil metros de profundidad en nuestros océanos y mares. La ciencia les ha llamado Architeuthis dux pero ya desde tiempos remotos, los noruegos, lo conocían como Kraken. Hoy, y ya lo fueran antaño, son incluso protagonistas de la literatura en novelas como la recién publicada El Rojo, del escritor Bernard Kegel, publicada por la Editorial Planeta. Los legendarios calamares gigantes de los bestiarios marinos han pasado del mito y la leyenda a la realidad...
portada Calamares gigantes: del mito y la leyenda a la realidad
Eran tan solo parte de la mitología. Una bestia marina protagonista de la peor de las pesadillas para los marineros. Se llamaba Scylla. Un monstruo acuático que vivía de bajo de una gran roca en uno de los márgenes del estrecho de Mesina, frente al torbellino Caribidis. El animal que amenazaba a los barcos -como es relatado en la Odisea de Homero- y que llegó a devorar a seis compañeros de Ulises en su épico viaje. Un monstruo de los infiernos que nació cuando Scylla, antigua ninfa, hija de Phorcys, huyó del dios pescador Glaucus enamorado de su belleza, y fue víctima de una maldición por una bruja llamada Circe quien preparó una poción que la convirtió en un engendro de doce patas y doce cabezas que se alimentaba de delfines, tiburones y otras piezas de gran tamaño. Así se gestó su leyenda. Lo que era parte de la mitología y del folclore continuó creciendo en popularidad gracias a las crónicas históricas en tiempos romanos. Cayo Plinio Segundo “El Viejo” (79-23 a. C.) rubricó en su Naturales Historia como un pulpo gigante llegaba a las costas atlánticas para apoderarse de los peces de las pozas y el garum. Las referencias y testimonios sobre estos titánicos cefalópodos no han cesado desde entonces. En el siglo XVI encontramos las crónicas del obispo católico Olaus Magnus en su tratado Historia de gnetibus septentrinalibus. Una auténtica obra de estudio donde aparecen todo tipo de monstruos marinos al igual que la obra De Piscium et Aquatilium Animatum Natura de Conrad Gessner ya en el siglo XVI. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando el hombre pudo atrapar un ejemplar. Ocurrió el 30 de noviembre de 1861 frente a las costas españolas de la canaria Isla de Tenerife. El comandante Bouyer así como el resto de la tripulación del barco de guerra francés Alecton avistaban, arponeaban y capturaban a un ejemplar de siete metros y medio de longitud, de piel color anaranjado, del conocido ya como Architeuthis, cuya cabeza fue expuesta en el puerto de Santa Cruz para espanto de curiosos y marineros. Un hallazgo que quedó reflejado en el informe que realizó el cónsul francés Sabine Berthelot y que fue presentado ante la Academia Francesa de las Ciencias y las investigaciones del caso por los naturalistas Henri Crosse y Paul Fischer publicadas en el trabajo Nouveaux documents sur les céphalopodes gigantesques. Trabajos que fueron, curiosamente los que Julio Verne incorporó a su novela 20.000 leguas de viaje submarino y con ello lanzando al estrellato a nuestro protagonista. Desde entonces, desde 1871 a 1881, se contabilizaron un total de sesenta varamientos o avistamientos...


PROYECTO KRAKEN

Los primeros trabajos científicos españoles relacionados con los calamares gigantes se llevaron a acabo desde 1978 hasta 1990 con cinco ejemplares congelados que llegaron al puerto de Vigo -capturados por barcos de pesca de arrastre en las costas de Nigeria- y que fueron estudiados por Germán Pérez-Gándaras, Ángel Guerra y María Teresa Fernández. Ellos fueron los responsables de los primigenios trabajos de campo y estudios publicados que desvelaron algunas incógnitas sobre el Leviatán bíblico de los mares. Pero no fue hasta la creación del CEPESMA cuando se retomaron nuevamente los proyectos y expediciones para descubrir todos los enigmas de este legendario animal acuático. “El proyecto Kraken se planteó como una serie de expediciones semejantes a los grandes viajes de descubrimiento del siglo XIX. Viajes de revelación destinados a abrir una brecha en los inexplorados ambientes marinos, que nos proporcionasen una información nueva, capaz de explicarnos viejos mitos marinos –afirma Luís Laria-. Nuestro proyecto nacía como una iniciativa en amistosa competencia con los esfuerzos efectuados por las expediciones norteamericanas realizadas desde 1996 en Nueva Zelanda y las Azores con el mismo objetivo. La ventaja que tenemos sobre ellos es que la zona donde se encuentra el Architeuthis en el Cantábrico queda a pocas millas de la costa asturiana, donde Gijón ofrece magníficas prestaciones como puerto base”. Los esfuerzos se vieron recompensados -gracias al apoyo de las autoridades del puerto de Gijón, de la Armada española y del Director General de Pesca del Principado, don Alberto Vizcaino- llevando a cabo diferentes campañas para dar caza al mito marino. Sus expediciones en las costas asturianas, más concretamente en el caladero de Carrandi, han proporcionado datos sorprendentes sobre la vida de los Architeuthis dux que no solamente han sido publicados en prestigiosas revistas científicas internacionales sino expuestos en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, gracias al documental que fue grabado y emitido por y para Televisión Española titulado “Proyecto Kraken, en busca del calamar gigante” dirigido por Fernando González-Sitges. Una aventura investigadora y divulgativa con un marcado carácter didáctico con el objeto de ofrecer a la sociedad todos los conocimientos sobre biología y ecología de los calamares gigantes, así como una relación de todos los registros mundiales conocidos hasta la fecha, su distribución por mares y océanos así como la secuencia histórica desde su aparición como parte de la mitología y el afianzamiento de su realidad.


"Hoy, gracias a instituciones como el Aula del Mar de la localidad asturiana de Luarca, en donde podemos contemplar un total de doce ejemplares de calamares gigantes así como otras especies de pesadilla como la Taningia, otro cefalópodo de dimensiones extraordinarias que alberga garfios en sus tentáculos, sabemos un poco más del legendario animal que se resiste a la observación en un mundo abisal en el que, por el momento, no podemos entrar"
portada Calamares gigantes: del mito y la leyenda a la realidad



UN DESCONOCIDO PARA LA CIENCIA

Hoy, gracias a instituciones como el Aula del Mar de la localidad asturiana de Luarca, en donde podemos contemplar un total de doce ejemplares de calamares gigantes así como otras especies de pesadilla como la Taningia, otro cefalópodo de dimensiones extraordinarias que alberga garfios en sus tentáculos, sabemos un poco más del legendario animal que se resiste a la observación en un mundo abisal en el que, por el momento, no podemos entrar. El hecho de que sólo se hayan podido estudiar ejemplares de estos cefalópodos, pertenecientes a la familia de los invertebrados acuáticos, casi moribundos o ya cadáveres, unido a la inexistencia de hasta hace menos de un lustro de filmaciones -como las que se lograron registrar en aguas españolas en el año 2004 y en las japonesas en el año 2007- hacen que siga siendo un campo de estudio repleto de interrogantes para la ciencia. Hoy, sabemos que son solitarios y muestran, siempre según los testimonios recogidos, una naturaleza agresiva como sus familiares más pequeños. Son expertos en el arte del camuflaje y de gran inteligencia. No paran de crecer desde que nacen, a razón de un centímetro diario, llegando a los 22 metros de longitud y una tonelada de peso. El cuerpo esta articulado por una concha oculta bajo su piel que le proporciona rigidez y flotabilidad. Su respiración es por branquias. Pueden nadar con una versatilidad de movimiento excepcional, acelerando o parándose de forma repentina, gracias a un músculo con forma de tubo que hace las veces de sifón a la par que da rumbo y dirección al animal. Sus ojos de un tamaño comparable al de una calabaza, capaces de ver en la oscuridad casi absoluta y detectar colores, no en vano, son pieza clave para que con su pico triturador atrape a sus presas. Sus territorios se encuentran entre los quinientos y los mil metros de profundidad. La dieta de los Architeuthis esta compuesta, según han determinado las autopsias realizadas en los ejemplares rescatados, desde pescados, tiburones o rayas, pasando por crustáceos como gambas, cangrejos e, incluso y mostrando así una actitud canibalista, otros calamares. Su piel es capaz de trasmutar de color, alberga pequeñas cápsulas de amoniaco y tiene un pequeño saco de tinta que de nada sirve para desorientar a su máximo predador: el cachalote. Con los pocos datos existentes, los expertos han barajado un -por el momento- incompleto ciclo de vida. Se sabe que sus huevos, resultado de sus relaciones amorosas, son pequeños y que el estado larvario es muy prolongado gracias a los hallazgos de pequeños Architeuthis. Ya adultos, parecen aparearse en la plataforma continental, donde han sido numerosas veces visto. Los individuos adultos viven ente 3 y 5 cinco años y no dejan de crecer desde su nacimiento. Los más jóvenes pasan un mayor tiempo en aguas cerca de la superficie y a medida que van creciendo van acudiendo a zonas mas profundas y frías. En ocasiones atacan al ser humano aunque no existe un consenso al respecto dentro de la comunidad científica. Al ser cazadores nocturnos y a profundidades no aptas para el hombre no hay constancia de que puedan atacar a los seres humanos aunque existen ejemplares de la misma familia, como el Dosidiscus gigas, también conocido como Calamar Humboldt que llega a medir tres metros de longitud, que si son capaces de atacar como así lo comprobó el fotógrafo submarino Howard Hall mientras los fotografiaba y que salvó la vida gracias a la jaula contra tiburones. Los calamares gigantes, animales de origen mitológico, son hoy un mito y leyenda hecha realidad. Un enigmático, maravilloso y fabuloso animal que, aunque nunca lo hayamos visto, existe. Y es que no debemos de olvidar que, mientras el hombre ha sido capaz de realizar la proeza de llegar al mundo de las estrellas, de alunizar en la Luna, hay un mundo todavía por descubrir en el setenta por ciento de agua que hay en el planeta Tierra y donde se esconden sin lugar a dudas multitud de misterios por descubrir.


"Hoy, sabemos que son solitarios y muestran, siempre según los testimonios recogidos, una naturaleza agresiva como sus familiares más pequeños. Son expertos en el arte del camuflaje y de gran inteligencia. No paran de crecer desde que nacen, a razón de un centímetro diario llegando a los 22 metros de longitud y una tonelada de peso"
portada Calamares gigantes: del mito y la leyenda a la realidad
(c) Fotografías Archivo Francisco Contreras Gil
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